«El aburrimiento profundo, no el circunstancial, es la experiencia abismática que se impone como pura presencia, anulando la sucesión de tiempos. Es la experiencia del tiempo como tiempo, y no, como es habitual, de uno de sus modos, ya sea pasado, presente o futuro. […] El aburrimiento profundo es el tiempo detenido, extático, que no fluye, impide la distracción y pone ante el vacío de la existencia, incapaz de ser llamada con nada, pues to se escapa, carece de sentido. La esencia del aburrimiento es la esencia del tiempo, la esencia de la existencia.»
José Luis Molinuevo, Magnífica miseria: dialéctica del Romanticismo, CENDEAC, 2016
Oobanken es la más reciente serie fotográfica de Jerome Ming, publicada por el editor británico MACK como resultado del premio a la primera publicación. Esta serie fue hecha en 2014 mientras Jerome vivía en Yangon, Myanmar. El libro recrea una narración personal el paso del tiempo se transmite a través de elaborados objetos y acciones performativasretratadas una y otra vez, como ejercicio de descomposición de las horas. Si bien Oobanken es una investigación sobre la funcionalidad de esos objetos y acciones, las imágenes de esos gestos en creativos reflejan el contexto en el que están hechas, es decir, muestran la existencia de un tiempo de transición, reflejan el ingenio del fotógrafo que vive en un lugar aislado y suspendido en el tiempo. En el libro la figura de la torre aparece varias veces. Esas instalaciones hechas con materiales simples que luego son retratadas una y otra vez por el fotógrafo, están inspiradas en varias torres de tamaño natural que Jerome Ming hizo para mantener los recuerdos de su infancia y expresar su interés por la escultura.
Entrevista
P.D.F.: Jerome, trabajaste durante 20 años como reportero gráfico, viviendo en Singapur, Tailandia, Camboya, Vietnam, Myanmar y China, reportando noticias y eventos. Vivir en todos esos países debe haberle dado un sentido diferente del lugar y una noción muy peculiar del hogar. Comenzaste este proyecto Oobanken en una de esas travesías, mientras vivías en Myanmar, un país que se ha mantenido aislado del mundo. ¿Cómo influyó esta experiencia de vida en esta otra práctica fotográfica tuya alejada del fotoperiodismo y del registro de la actualidad para fines informativos?
J.M.: Quisiera aclarar algo. Mientras viví en Asia durante un período de veinte años, trabajé como reportero gráfico, pero esto no fue algo constante, ni una actividad diaria. Después de aproximadamente 10 años de reportajes, comencé a divergir para trabajar en proyectos documentales personales que me fueron llevando a hacer arte nuevamente. Aunque no estuve trabajando en el mundo del fotoperiodismo durante un número significativo de años, Oobanken probablemente no habría surgido como lo hizo sin esa experiencia previa. Durante mucho tiempo había estado forjando esta distancia entre lo que hice y lo que quería hacer. Solo necesitaba tiempo. Sabía que este tiempo era necesario desde el principio, así que gradualmente comencé a cambiar mi enfoque sobre cómo estaba haciendo fotografías. Llegué al fotoperiodismo con experiencia en arte, así que después de un tiempo fue natural volver al proceso de creación artística, pero esto es algo que no puede suceder de la noche a la mañana.
Pasé mucho tiempo eliminando muchos aspectos de la doctrina que a mi parecer el fotoperiodismo había ido cambiando en mi toma de imágenes y esto estaba coartando la visión de la fotografía por la que yo luchaba. Reinicié ese camino al arte, sin seguir una receta en particular. Fue casi el mismo momento en el que la fotografía estaba comenzando a hacer cambios dramáticos en la tecnología, modificando la forma en que la aplicamos en nuestras vidas hoy. Me era difícil aceptar la idea de que el trabajo que hice como fotoperiodista y el trabajo fotográfico que hacía como artista deberían verse por separado. Sin embargo, la distinción era y sigue siendo clara. Un fotoperiodista no es un artista, pero como artista uno si puede emplear la dinámica visual del fotoperiodismo para hacer arte. Así que cambié mi comprensión de la fotografía, tomando este nuevo enfoque periodístico y documental de hacer fotografías y la experiencia de 20 años que vinieron con ella para hacer algo distinto.
Sobre el sentido de un espacio que se puede llamar hogar, siempre he considerado que donde sea que me haya establecido estoy como en mi casa. Siempre creo una fuerte afinidad con ese lugar en el que me instalo. Sin embargo, debido a que rara vez me quedo durante un período de tiempo definido, esa relación con el lugar es fluida e incierta. Tampoco estoy arraigado a una cultura en particular, ya sea desde una perspectiva europea, asiática o incluso africana. Nací en Londres, pero eso no me hace identificarme a través de ese filtro anglosajón. Es cierto que puedo haber desarrollado fuertes ideas con culturas con las que estoy asociado, pero eso es algo que va evolucionando conforme uno va viajando. Esas ideas han seguramente marcado mi perspectiva conceptual, modificando mi idea sobre el arte y el proceso de realización. Cuando me preguntan de dónde vengo, a menudo respondo con una larga pausa. Realmente tengo que pensar en cómo responder porque no lo sé. No es un valor que considero importante para quien soy, pero en el contexto social más amplio, las personas pueden cuestionarse y tal vez les resulte difícil aceptar que alguien no pueda tener una identidad nacional o cultural definitiva. La idea de Estado-nación, definida por las fronteras, es un concepto moderno en el que nos atrapamos. Pienso que la identidad y, por lo tanto, dónde está el hogar de alguien no está definida por un espacio limitado a mi forma de pensar.
Con respecto a Myanmar, los extranjeros pueden suponer que se trata de un país formado por un pueblo que comparte la misma cultura. Al igual que muchas naciones, éste no es en absoluto el caso. Myanmar está fisiológicamente aislado del mundo aún porque el régimen militar que se hizo cargo intentó forjar esta identidad nacional unificada alineada a un grupo. Sin embargo, Myanmar se compone de muchos pueblos divergentes que hablan diferentes idiomas y tienen sus propias identidades culturales, y estos grupos histórica y naturalmente se han extendido sobre las fronteras físicas establecidas que fueron definidas en el pasado por el colonialismo y los tratados negociados por los extraños.
P.D.F.: La serie Oobanken crea una narrativa muy interesante que nos lleva de una situación íntima a otra, sin dejarnos desarrollar un sentido específico de pertenencia. Las estructuras fotografiadas y las fotografías de objetos muy peculiaresque transforman el uso y la visión que tenemos de los muebles de la casa, contrastan maravillosamente con los retratos de personas anónimas que hacen gestos peculiares, como si tú estuvieras jugando. ¿Fue este un trabajo introspectivo, una condensación de todas sus experiencias de la infancia y su interés artístico por las formas escultóricas? ¿O cómo explicar ese aspecto lúdico en tu trabajo?
J.M.: Sí, al comenzar esa serie, el trabajo tuvo un enfoque introspectivo. No puedo imaginar hacer ningún trabajo sin primero hacer un balance de en dónde estoy y cuestionar la existencia en un momento dado. Mis primeras exploraciones para hacer arte a menudo hacían referencia a algún aspecto de la infancia y todavía siento que no he perdido esta forma de investigar sobre un mundo que me rodea generando conexiones con experiencias pasadas. Probablemente me he vuelto más consciente de este enfoque con la llegada de mi hija, que solo tiene tres años. A través de ella puedo re-imaginar lo que está frente a mí y me he refrescado con las reinterpretaciones de este universo paralelo, que es una gran fuente de inspiración. Ella está experimentando una vida temprana similar a la que tuve cuando era niño, lo cual es interesante. Durante mucho tiempo luché con la fotografía, buscando encontrar un lenguaje visual que pudiera hablar por mi trabajo más allá de la imagen fotográfica y de lo visual. Ahora he llegado a comprender que hay poca diferencia entre el fotógrafo y el escultor / creador. Ésta puede ser una lectura más discreta y más profunda de la obra Oobanken.
P.D.F.: Josef Sudek a menudo expresaba su fascinación por la vida de los objetos inanimados. Sus imágenes dan vida a los objetos a tal punto que se revela en ellos otra esencia, un sentido y un contenido distinto al de la principal utilidad y función para la que fueron concebidos. Es como si los objetos fueran capaces de liberar la imaginación del artista. ¿Cuáles son tus fotografías que te permiten crear exactamente ese sentido más allá de la funcionalidad de las cosas que ves en un hogar o en un espacio interior? ¿Son esas imágenes el reflejo de una visión interna o mental de la vida cotidiana, el resultado de muchos momentos de aburrimiento?
J.M.: La fotografía es un conducto para este proceso de imaginación y puede presentar perspectivas alternativas a lo inanimado. Por supuesto, depende de cómo se fotografíen y cómo se hagan los objetos. Creo que el aburrimiento puede ser un estado mental productivo. La maravilla de Josef Sudek es que hizo sus fotografías sublimes, operando su voluminoso equipo fotográfico con un solo brazo. Sudek perdió su brazo sirviendo en la primera guerra mundial, algo que descubrí hace muy poco, así que es una coincidencia que lo menciones. Las fotos de Sudek no transmiten nada de lo que soportó para hacer sus fotografías.
La forma visual y la funcionalidad del objeto son preocupaciones conflictivas de mi trabajo. Tal vez algo similar a lo que se observa en los bodegones de Sudek. Ser invitado a pensar más allá de lo que está enmarcado es un enfoque conceptual que me resulta atractivo. Al final, son las fotografías y el libro los que sirven como principal canal a mis ideas, tienen esa utilidad y esa función.
P.D.F.: Muchas fotografías generan una sensación interesante de movimiento y quietud. Muestran en una imagen fija de un gesto o de un momento en el que había sucedido una acción. ¿Fue esta ambigüedad de la imagen, registro de quietud y movimiento, mezcla de acción y pausa, algo que ya tenías en mente cuando concebiste esas series y las integraste al proceso de edición? ¿Y qué dice esto sobre tu propia visión fotográfica?
J.M.: Estoy constantemente fascinado por la idea de que las cosas quedan incompletas y considero que este es un punto de finalización del proceso creativo, un momento en el que se reúne un trabajo en proceso. Esto refleja mi enfoque general del trabajo artístico. En entrevistas anteriores he mencionado la continuidad, los hilos que mantienen el lenguaje artístico en curso y no llegan a una conclusión específica. Cuando morimos, algo de nosotros sigue vivo, como la memoria, y la fotografía es parte de este mecanismo continuo. El proceso de edición fue muy rápido y no fue concebido por diseño, sino por flujo intuitivo y ritmo de una secuencia. El movimiento y la quietud surgieron de esta respuesta intuitiva a la edición final. En general hay poca acción. Está mayormente implícito. Tenía una historia simple concebida a partir de la edición final. En total, solo hay 32 fotografías en el libro, pero parece que hay más.
P.D.F.: Oobanken significa el “gran Centropus”. Es el nombre dado a un ave o faisán parecido a un cuervo, el Centropus sinensis. Esa ave es un gran miembro del orden de los cuclillos, los Cuculiformes. Reside en el subcontinente indio y el sudeste asiático. Lo interesante es que puede vivir en una gran diversidad de hábitats: desde la selva tupida hasta las zonas de cultivo y los jardines urbanos. Puedes reconocer a esta ave por su larga cola y sus alas cobrizas. Se conoce a este pájaropor su naturaleza solitaria y su sonido o canto, que en algunos países se lo asocia con la llegada de presagios. ¿Por qué decidiste darle a este libro el nombre de ese pájaro?
J.M.: Todas las fotografías fueron hechas en las proximidades del hábitat de esta ave. No tuve que aventurarme muy lejospara hacer esta serie. El trabajo fue naciendo mientras vivía en una reclusión relativa, un exilio autoimpuesto de los acontecimientos diarios de Yangon. Antes de hacer Oobanken, llevaba varios años viviendo una vida bastante aislada, con poca interacción fuera del lugar donde me encontraba. El Oobanken, o Centropus sinensis, compartió el área donde hice las fotografías y fue un compañero constante en todo este proceso. Estas aves con forma de cuervo son comunes en la región y no particularmente exóticas. Podría relacionarme con sus características y comportamiento. La llamada es muy distintiva y familiar para mí porque me acompañó por muchos años. Me gustó que hiciera sentir su presencia por este sonido inquietante inusual, pero no siempre podía verlo. A menudo sentí que estaba en algún lugar observando lo que estaba haciendo, vigilando mi proceso con sus brillantes ojos rojos. Parecía que hacer el libro era una especie de ofrenda a los Oobanken. Hacer tal ofrenda era un gesto reflejado en la cultura que me rodeaba. Saber que el Oobanken está asociado con presagios tenía cierta importancia y por qué lo usé como título, pero no es necesario saberlo para apreciar el libro.
P.D.F.: Fotógrafos como Joanna Piotrowska también han desarrollado una práctica fotográfica que utiliza imágenes escenificadas. Su obra reúne una serie de «mises en scene» de miembros de su familia posando extrañamente en lugares interiores que ella concibe como instalaciones. El mobiliario se convierte en parte de un teatro fotográfico muy sorprendente de la vida familiar que permite un intercambio de roles y una representación psicológica renovada del otro dentro de la estructura familiar. En su serie Frowst, Piotrowska le pidió a los sujetos de su familia que posaran en gestos casi escultóricos, recreando momentos de intimidad, repitiendo instantes espontáneos de ternura, en actuaciones que están impregnadas de una gran cantidad de nuevos significados. ¿Cuál es la parte de los recuerdos e historia íntima de tu infancia en ese proceso creativo? ¿Y qué va más allá de tus recuerdos?
J.M.: Involucro la memoria de la infancia en una parte de mi proceso si ésta es relevante o se hace evidente durante el proceso de creación. No busco deliberadamente estos recuerdos para hacer el trabajo. Del mismo modo, no involucro deliberadamente aspectos de la historia íntima, simplemente están presente en mi trabajo. Tengo curiosidad sobre la condición humana y solo tengo esta vida para descubrir y cuestionar todo lo que existe. Hacer y fotografiar me permite tener esta plataforma para trabajar a partir de esos interrogantes. Aprovecho mis inquietudes creativas con los eventos que he vivido, teniendo en cuenta mi estado actual de ser y cómo puedo interpretar esta sensación de la existencia en un lenguaje visual. Con este enfoque, he aprendido que hacer arte está entrelazado con la vida diaria y no hay nada extraño en eso. De alguna manera, la fotografía para mí es igualmente un proceso físico y para hacer fotos de la manera que percibo hacerlas requiere más que una cámara o su equivalente. Me gusta cómo la fotografía puede ser cómplice de la ilusión de nuestra comprensión del tiempo, nuestro pasado y presente. Cuando encontré por primera vez FROWST sentí la extraña dualidad de la forma física y el documento.
P.D.F.: En una entrevista previa dada a Aesthetica Magazine, dices que el libro tiene un lenguaje. Es accesible pero lo suficientemente íntimo como para crear una conexión personal con los objetos y las personas que están retratados. ¿Cómo hiciste para materializar ese trabajo en un libro en dónde la extrañeza y la familiaridad, dos sensaciones contradictorias frente al cotidiano, funcionaran a la perfección juntas, como si fueran dos caras de una misma moneda? ¿Y cómo interactúan los recuerdos personales con una visión más universal de la fotografía escultórica?
J.M.: Oobanken evolucionó como un proyecto de libro desde el principio. No se pensó como una serie fotográfica. Entonces, mientras trabajaba en las imágenes, fui consciente de la plataforma de cómo las imágenes podrían materializarse como un libro físico, como un contenedor para las fotografías. Hago esta referencia en Oobanken. Es por eso que la narrativa se mantiene fuerte de acuerdo con mi propia interpretación, pero también entiendo las otras lecturas que creo que le dan una calidad universal. No he considerado una visión de la fotografía escultórica. Lo que puedo decir es que inicialmente me acerco a hacer cosas como artista y no como fotógrafo. He entrado en un discurso donde se debaten tales conceptos. Diría que soy deliberadamente ambiguo para clasificar mi trabajo de esta manera, porque hago que otras imágenes sean menos evidentes informadas por la escultura, pero en su origen están conectadas con lo que ofrece Oobanken.
P.D.F.: ¿En qué consiste este recuerdo específico del que hablas cuando mencionas tu infancia en donde cuentas haber vivido en un barrio situado entre el hospital general y el manicomio en Malawi, pasando por una prisión y esto cómo influyó en tu trabajo? Me parece que no hay violencia específica o evento trágico en todo el libro. ¿Por qué mirar subrepticiamente la vida de los prisioneros con un par de binoculares se volvió importante para usted en este proyecto en particular?
J.M.: En una entrevista previa menciono el recuerdo de la vida entre el hospital general, la prisión y el asilo mental. Estaba tratando de explicar una posible relación de la torre como forma que parece algunas veces en el Oobanken y una posible fuente. Mencioné el recuerdo de los prisioneros que observaba a la distancia desde mi casa como si yo fuera el Oobanken mirándome desde arriba dentro de los límites del complejo donde vivía. Este recuerdo vino después de que completé el trabajo y nunca influyó directamente en una fotografía. Tal vez lo hizo inconscientemente. Mi indagación sobre lo que estaba sucediendo en la prisión aledaña a mi casa, mientras miraba a través de los binoculares trata más acerca de este voyerismo infantil y de la amenaza imaginativa que sentía temiendo que ocurriera algo trágico de lo que yo pudiera haber sido testigo. Hay un lado oscuro en la imaginación de un niño, aunque inocente, puede mezclarse con el humor absurdo y oscuro.
P.D.F.: Muchos de tus retratos son anónimos, pero siempre están cargados de una estética muy suave y poética. La composición en blanco y negro no permite saber con precisión cuándo o dónde se tomaron las imágenes. ¿Por qué decidiste reunir retratos en blanco y negro, mostrando personas y lugares como si estuvieran suspendidos en el tiempo? ¿Qué significado le das a esas imágenes?
J.M.: Me atrae la ilusión del tiempo en una fotografía. A medida que avanzaba con Oobanken, tomaba conciencia de esa noción de tiempo, no como algo repetitivo, dictado por un reloj, sino como un momento en el que la llamada delCentropus me traía de nuevo la conciencia del presente. En el libro, hay un personaje principal, pero podría interpretarse que hay más de uno. He dejado claro en el pasado que, aunque el trabajo se realizó en Myanmar, creo que habría llegado esencialmente a un cuerpo de trabajo similar dondequiera que estuviese en ese momento. En este sentido que el espectador sepa la ubicación no es tan importante. Lo significativo es mi estado de ánimo emocional en ese espacio y mis consideraciones para lidiar con las visualizaciones de lo que quería decir al momento de hacer que esto funcione. Lo que ayudó es que cambié por completo la forma de hacer fotografías. Me he vuelto más estudioso y le consagro más tiempo al desarrollo de este enfoque personal.
J.M.: El libro Poética del espacio: la mirada clásica sobre cómo experimentamos los lugares íntimos de Gaston Bachelard es interesante no tanto por la visión de la intimidad que pueda transmitir, sino más bien por sus argumentos sobre la esencia de la poesía como expresión del alma. En su libro Bachelard dice lo siguiente sobre la poesía: “Un poeta plantea el problema fenomenológico del alma con toda claridad. Pierre-Jean Jouve dice al respecto: «La poesía es un alma que inaugura una forma». El alma inaugura. Aquí está el poder supremo. Es la dignidad humana. Incluso si la «forma» ya era conocida, descubierta previamente, tallada en «lugares comunes», antes de que la luz poética interior se volviera sobre ella, ésta era un simple objeto para la mente. Pero el alma viene e inaugura la forma”. Tu libro Oobanken tiene mucho de esa poesía, pareciera como si las imágenes fueran más allá de la propia experiencia del lugar y nos llevaran a un universo suspendido, poético. ¿Es este lenguaje poético lo que nos conecta a todos a través de tus fotografías, el lenguaje universal?
J.M.: No estoy seguro. No me considero poeta y no leo mucha poesía. Simplemente soy alguien cuyas inclinaciones artísticas han cerrado el círculo para realizar un idioma con el que puedo trabajar. Creo que mis fotografías se conectan colectivamente en algún nivel con aquellos que pasan tiempo con ellas. He hablado en el pasado de la universalidad de la imagen, digo esto porque no busco deliberadamente hacer un trabajo que no sea entendido por nadie más que por mí mismo. Lo que hago y cómo fotografío es realmente la reunión de las habilidades que tengo. En parte, mi fundación como fotoperiodista, capaz de contar historias dentro de las convenciones del ensayo fotográfico también han dejado su huella mostrándome cómo podría comunicarme.
Ahora, entiendo que las corrientes subterráneas del lenguaje visual empleado en Oobanken estuvieron presentes en mis primeros trabajos como estudiante de arte. Simplemente no sabía cómo utilizarlo sin antes tener experiencia o exposición a una realidad más allá de la escuela de arte. Entonces, con el tiempo, después de acumular treinta años de exposición, creo que Oobanken refuerza esta comprensión, que la coexistencia entre lo que estaba tratando de hacer con las fotografías y lo que a menudo estaba construyendo a partir de materiales reutilizados, incluidas las torres, en espacios físicos, han hecho parte siempre de mi método de trabajo, y este proceso ahora se ha vuelto mi modus operandi, solo que es ahora todo el proceso ha madurado y se van acumulando capas de narraciones personales de encuentros pasados y presentes.
P.D.F.: ¿En qué proyecto estás trabajando ahora?
J.M.: Estoy finalizando una serie que involucra la idea del regreso a Europa, un continente desconocido para mi después de una ausencia de veinte años. Se titula The Ballroom. Es un proyecto de fotografías que hice durante tres años mientras vivía en Polonia. También estoy trabajando simultáneamente en otro proyecto mientras estoy en Sudáfrica que involucra objetos y dibujos hechos.
Web
Jerome Ming
http://www.jeromeming.com
Libro
Jerome Ming, Oobanken, MACK, 2019
https://mackbooks.co.uk/products/oobanken-br-jerome-ming
Biografía
Jerome Ming nació en Londres en 1967. Creció en Zambia y Malawi, luego regresó a Inglaterra para estudiar Bellas Artes en el Politécnico de Trent en Nottingham y Fotoperiodismo en el Instituto de Londres. Recibió su Maestría en Bellas Artes (Fotografía) de la Universidad de Hartford en los Estados Unidos. Durante los siguientes 20 años, Ming cubrió historias en toda Asia, viviendo en Singapur, Tailandia, Camboya, Vietnam, Myanmar y China. Su trabajo fotográfico a menudo implica un enfoque multidisciplinario y colaborativo. En 2019, Ming recibió el MACK First Book Award por «Oobanken». Actualmente vive en Pretoria, Sudáfrica.