Desde finales de los 2000, un movimiento muy discreto de fotógrafos que han decidido explorar el lenguaje experimental de la fotografía como los había hecho el cine experimental con en 1960 en América Latina y en Europa. La obra de Rafael Monzó se arraiga en ese reciente movimiento, pero a diferencia de sus contemporáneos él ha creado diálogos fecundos con el arte sonoro. Junto con Jeffrey Cobbold hzo una instalación de fotografías, una edición y un disco bajo el título Interpreting the Silent Artifacts. El trabajo retomaba algunos de los sonidos o HUM, frecuencias emitidas por el movimiento telúrico de la tierra, emitidas en bajas frecuencias, ondas sonoras inaudibles para el ser humano. La investigación sobre esas frecuencias los llevó a buscar en la literatura científica explicaciones sobre su origen. Elchin Khalilov, el científico de Azerbaiyán experto en geofísica dijo que esos sonidos provenían del centro de la tierra, ese lugar de altas temperaturas donde la energía modula el campo magnético de la tierra generando un campo gravitacional acústico.
En una entrevista publicada en GeoChange Journal, el científico decía que “el origen de esta poderosa e inmensa manifestación de ondas acústicas gravitacionales deben ser procesos energéticos a muy grande escala. Estos procesos incluyen potentes llamaradas solares y enormes flujos de energía, que acometen hacia la superficie de la Tierra y desestabilizan la magnetosfera, la ionosfera y la atmósfera superior. El impacto de las ondas de choque en el viento solar, las corrientes de corpúsculos y las explosiones de radiación electromagnética son las principales causas de generación de ondas gravitacionales acústicas después de un aumento de la actividad solar”.
El intento de este artista por trazar un mapa acústico y geodésico de la tierra parecía estar lejos de la fotografía. ¿Qué conexión tenían las explicaciones del geofísico con los experimentos fotográficos de Rafael Monzó? Al observar con más detenimiento el proyecto fotográfico las imágenes empezaron a revelar la presencia de rocas y otros artefactos en su estado sólido. El silencio de esas rocas, las fotografías reveladas contrastaban profundamente con la vitalidad del movimiento telúrico y de los registros sonoros. El proyecto revelaba en cierta forma el artilugio de nuestra percepción sobre el comportamiento de la tierra. A través de la experimentación visual esas rocas en su estado sólido parecían empezar a disolverse. PUNTO DE FUGA quiso explorar la trayectoria de este fotógrafo para elucidar algunos de los procesos experimentales.
Entrevista a Rafael Monzó
Por PUNTO DE FUGA
P.D.F.: Me gustaría empezar con la pregunta más básica pero también las más complicada de responder. ¿Qué es parta ti la fotografía?
R.M.: La fotografía para mí no trata de una forma de escapismo, sino más bien de una inmersión en una constelación de microcosmos basados en reglas individuales, a veces delirantes. La potencialidad de la imagen fija obliga a usar la imaginación, porque para mí es más importante evocar que identificar, no es importante ser inmediatamente traducible o perfectamente transparente. La opacidad es un valor añadido.
Sigo pensando que la fotografía es un campo de pruebas donde experimentar posibles alternativas a la realidad. Quizá la fotografía no deba intentar comprender o reflejar el mundo, sino crear nuevos universos posibles.
Con la fotografía intento trazar íntimos paisajes mentales a la vez que invento dialectos personales y códigos secretos. Mi trabajo fotográfico actúa como un diario visual, como narraciones fragmentadas e historias enrevesadas, a la vez que combino distintas épocas con repentinos flashbacks. Intento encontrar una manifestación física para la sustancia volátil de mis recuerdos manipulados.
P.D.F.: Con el despertar de una nueva y prolífica generación de fotógrafos en España, han surgido también expresiones olvidadas de componer imágenes. En tu caso, la experimentación no solo es un proceso, es un lenguaje, una forma de expresar lo que está oculto a la percepción directa de la realidad. Esa experimentación llegó incluso a cruzar la fotografía con el proceso de la composición musical. El año pasado trabajaste junto con Jeffrey Cobbold en una instalación, de edición experimental y un disco titulados: Interpreting the Silent Artefacts. Es una obra en la que ambos estudian los efectos visuales y sonoros del estudio de los temblores de tierra. ¿Cómo se hizo el trabajo fotográfico en este caso preciso? ¿Qué movimientos tectónicos estudiaste a través de la imagen y en qué momento estableciste que esos paisajes en blanco y negro serían las expresiones de ese movimiento de tierra?
R.M.: Conocí a Jeffrey Cobbold un año antes del proyecto cuando estaba terminando su Master en la Beckley University en valencia. Ya habíamos trabajado juntos para su proyecto de fin de carrera con muy buenos resultados y un gran entendimiento por parte de los dos. No tuve ninguna duda en confiarle la parte sonora experimental para Interpreting the Silent Artefact, proyecto presentado en el Festival Internacional INTRAMURS que se organiza en Valencia. A pesar de las distancias, estado él en New Jersey y yo en Valencia, fue una colaboración muy interesante, con muchos intercambios de ideas que fluían como un brainstorming.
El proyecto estaba formado por varias fotografías impresas sobre papel de arroz de unos tres metros de largo que colgaban de la pared formando unas cataratas de rocas impresas en negativo sobre un lecho de rocas volcánicas creando enormes radiografías de la superficie terrestre. Esas fotografías impresas estaban en constante movimiento causado por el sonido experimental que hacia mover el papel de arroz creando una instalación orgánica y sonora de gran efectividad. El sonido tenía que ser una manifestación sonora de la evolución del sustrato rocoso, como si la tierra hubiese absorbido ese sonido temporal en su memoria a través de sus grietas y fisuras, a través de los poros de su piel rocosa.
También se hizo un video que se presentó este año en el festival de Arte de New Jersey, una pieza de video arte de 14min. Basamos nuestra investigación en grabaciones reales de las placas tectónicas, en registros de actividad volcánica y en otras variables que investigan varias empresas y universidades, como el Journal of Seismological Research de China o el Infrasound Laboratory de la University de Hawaii.
P.D.F.: No es muy común asociar experimentación con procesos de clasificación científica. Pero en este caso, el estudio de los movimientos de las rocas te ha llevado a reunir la ciencia, la música y la fotografía entorno a la cuestión del movimiento. Las sacudidas que da la tierra cuando es objeto de una fuerza de choque natural se asemeja mucho al movimiento de tus imágenes. En el sonido el ruido de esos “artefactos: como los has llamado, demuestra que la piedra rígida está constantemente moviéndose, resistiéndose y acomodándose a las fuerzas de fricción, a la erosión, a las lluvias, etc. Su sonido es una alerta de una posible sacudida, el eco de un constante movimiento de la tierra. ¿En qué se tradujeron esos estudios de la mecánica de fractura y movimiento de la piedra? ¿Esos estudios influenciaron la composición de las fotos, su posterior edición y su publicación?
R.M.: Interpreting The Silent Artefacts parte de una interesante teoría en la que los procesos energéticos que tienen lugar en el centro de la Tierra son capaces de modular el campo magnético del planeta y generar ondas de gravedad acústicas que se propagan desde el núcleo hasta la superficie. La tierra emite unos sonidos que provienen del constante movimiento de la corteza terrestre, llamados H.U.M. por lo general, el oído humano no los puede percibir, salvo en ciertas zonas y en determinados momentos. Si los humanos tuviéramos antenas de radio en lugar de oídos, escucharíamos una increíble sinfonía de ruidos extraños procedentes de nuestro planeta. Suenan como música de fondo de una película de ciencia ficción extravagante, pero las emisiones radio naturales de la Tierra son reales, están a nuestro alrededor todo el tiempo. La proliferación de infraestructuras y tecnologías capaces de crear ruido en baja frecuencia, infrasonidos y contaminación electromagnética, podría ser corresponsable del aumento de los casos.
P.D.F.: El título de esa serie es interesante. La interpretación de esos artefactos silenciosos. Dices que es un trabajo cartográfico, geodésico y acústico de observación de la piedra. Pero tus fotografías van un poco más allá, abarcando el paisaje rocoso, las montañas y no solo las rocas. ¿De dónde vino la idea del título, de la ciencia ficción o del lenguaje utilizado en exploraciones espaciales desde la guerra fría?
R.M.: Hace unos años me leí un libro sobre un método analítico para examinar micro-estructuras y composiciones de inclusiones de roca y minerales que se ha convertido en una técnica ampliamente utilizada en ciencia arqueológica y aunque es un libro técnico, me pareció sumamente interesante, reutilizando el titulo para mi proyecto sobre La petrografía (del griego Πέτρος, petros, piedra; y γραφος, grafos, descripción) que es la rama de la geología que se ocupa del estudio e investigación de las rocas, en especial en cuanto respecta a su aspecto descriptivo, su composición mineralógica y su estructura, especialmente a escala microscópica. Puede considerarse complementaria o parte de la petrología, disciplina más amplia que extiende su interés al origen, distribución, estructura e historia de las rocas.
El hecho de que las fotografías sean en blanco y negro le añade un valor arqueológico como un documento descriptivo de época, utilice la técnica de la fotografía negativa para darle un enfoque más científico y filosófico a ser un estudio sobre el interior de la tierra, pero retratado desde la corteza. En el foto-libro y CD que hemos realizado se puede observar un estudio de las ondas sonoras provocadas por los sonidos experimentales, solo se han hecho 30 ejemplares.
P.D.F.: Si te pregunto esto es porque hace poco incluiste una fotografía de un carro flotando en el cielo. Esa fotografía viene de una comedia de ciencia ficción de 1984 dirigida por Alex Cox. Me pregunto si lo que buscas con tu fotografía es comunicar esa sensación de extrañeza frente al mundo que puede surgir si uno considera como extraños, foráneos, o desconocidos, el paisaje y la realidad circundantes. ¿Es la ciencia ficción parte de ese trabajo de experimentación visual? ¿Se podría decir que tus series son narrativas experimentales cercanas al universo de la ciencia ficción?
R.M.: La fotografía es un laboratorio donde experimento posibles alternativas a nuestro mundo. El cerebro es un laberinto, algunas veces más tortuoso que el mundo que hay allí fuera. Los circuitos que conectan mi mente a la realidad son complejos, a veces discontinuos, siempre retorcidos. Mis fotografías están impregnadas de manifestaciones oscuras y fantasmales como espectros invocados en una sesión de espiritismo. Mis series crean narrativas inesperadas y generan conexiones y bifurcaciones, la edición y el enfrentamiento de imágenes producen una distorsión emocional muy cercana al universo de la ciencia ficción.
P.D.F.: Uno de los aspectos más fascinantes de ese mundo de la ciencia ficción del que te inspiras es su capacidad para borrar las fronteras de lo que es real y lo que es imaginado. Las grandes expediciones científicas siempre tuvieron su antecedente en los relatos de ciencia ficción. Pienso en Jules Verne y en toda la rama de la ciencia ficción americana representada por Isaak Yúdovich Ozímov -Isaac Asimov-. Tienes un trabajo fotográfico casi abstracto que se titula First Lunar Retransmission. ¿En qué consiste esa serie? ¿Cuál era tu intención: fotografiar imágenes distorsionadas de una retransmisión televisiva?
R.M.: First Lunar Retransmission intenta plasmar el acontecimiento más importante del siglo XX, lo que no solo fue un asunto científico sino también propagandístico , los soviets habían logrado mandar el primer satélite, el primer hombre y la primera mujer al espacio y la primera nave no tripulada a la luna – dado el contexto de la guerra fría para los americanos no solo era importante poner al primer humano en la luna sino también mostrarlo a todo el mundo como una demostración de superioridad a todos los niveles sobre los soviéticos. Quise hacer como un homenaje a esta asombrosa transmisión, las capacidades técnicas de transmitir una señal en audio y video desde la luna en directo. un evento visto por 600 millones de telespectadores, la quinta parte de la población mundial para ese entonces. Una retransmisión envuelta en polémicas y teorías conspiracioncitas.
Todo aquello me pareció fascinante para recrearlo en mi serie fotográfica, recrear las interferencias, los paisajes lunares, combinar el blanco y negro con colores ha sido un proyecto donde contemplar el pasado y enfrentarse a la efímera brevedad del presente.
P.D.F.: No todo tu trabajo ha tenido esa línea de pensamiento. La distorsión de la memoria y nuestra capacidad para manipular consciente o inconscientemente los recuerdos es la base de tu obra en curso titulada Manipulated Memories. ¿Cuál fue el detonante de ese proyecto? ¿Qué significado tiene para ti ese trabajo fotográfico de manipulación de la memoria? ¿Si ya no son los recuerdos los importantes en este proceso, sino la forma como poco a poco se van deformando con el paso del tiempo, cómo definirías a esas imágenes? ¿Son invenciones, espectros, una cartografía mental, un reflejo de lo imposible que es recordar el pasado tal y como sucedió?
R.M.: El detonante para mi investigación sobre la memoria o sobre el desgaste temporal de los recuerdos fue una grave infección que me tuvo en el hospital durante un tiempo y mi larga recuperación, pero también el hecho de que mi madre sufra Alzheimer ha sido el principal detonante sobre mi investigación fotográfica. Mis fotografías parecen envueltas en el vacío como fragmentos de recuerdos eliminados por la neblina de los pensamientos olvidados. Existe una correspondencia perfecta entre mis obsesiones y el mundo exterior, es la ilusión algunas veces liberadora, otra simplemente desesperada de controlar mi mundo.
Para mí una buena fotografía se da cuando se alternan elementos narrativos y representativos. Mis series se interconectan a través de una narrativa críptica, como una memoria fabricada, funcionan a modo de memoria distante y no concreta. Pretendo cuestionar la forma en que me conmueve mi pasado y los profundos e íntimos vínculos que establece con el presente, ya que lo que me hace ser como soy no es mi memoria sino las experiencias vividas. Mi trabajo ha adoptado un enfoque confesional, centrado en historias personales y parto de un punto de vista individual que converge en un lugar global que existe por encima de nosotros como una infra/ supra estructura, un escenario en el que todo ocurre.
P.D.F.: Hace poco tiempo publicaste un libro titulado Abend der worte. Es una expresión que traduce el origen de la palabra. Dices que un trabajo sobre el fin de la memoria. Pero también podría ser un libro sobre sus inicios. Hay momentos en donde todavía no se ha forjado el recuerdo y las imágenes aparecen borrosas. ¿Cuál era el propósito de ese trabajo? ¿Porqué decidiste incluir textos de Paul Klee y Giordano Bruno, tiene algo que ver con tu pasado?
R.M.: Abend der Worte es el fruto de una colaboración con la Editorial Italiana Origini Edizioni. Matilde Laricchia, la editora, se puso en contacto conmigo para publicar mi trabajo, el titulo significa Noche de palabras, el ocaso de ellas, su disolución. Una especie de silencio mientras piensas en el pasado, recuerdos nubosos que quedan atrás y resurgen, un título muy apropiado para mi trabajo. El proyecto de Valentino Barachini me venía como anillo al dedo, fue una gran colaboración por parte de la editorial y mis fotografías. Hicieron un gran trabajo de impresión y maquetación sobre un original papel rayado azul claro de los años 70 y en un sucio papel estucado blanco. Una hermosa producción artesanal.
Los textos fueron idea de Matilde, la editora. Quería un foto-libro rápido como un fanzine, pero íntimo como un diario. El libro fue un gran éxito editorial y se agotó en pocas semanas. Ha sido una colaboración muy fructuosa y muy interesante que resultó en una tirada de 100 ejemplares artesanales y otra tirada de libro de artista con una serigrafía sobre papel japonés también agotada.
P.D.F.: En muchas de tus series hablas del silencio, el de los artefactos y el de la mente. ¿Cuál ha sido tu forma de explorar en imágenes lo que no se oye? Cuando hablas de silencio, ¿te refieres en ciertos casos a la quietud y en otros al olvido o de qué se trata realmente esa idea? Lo pregunto porque muchas de tus imágenes podrían describirse como “ruidosas”.
R.M.: Mis imágenes se superponen, se mezclan y se confunden y a veces crean enormes vacíos, un sentido de la añoranza que la raya la melancolía porque lo que ha sido olvidado volverá a inventarse. Mi obra traduce mi capacidad artística para materializar mi espacio mental, creando un espacio propio. El tiempo aparece como un paño raído que puede ser continuamente cosido y deshilachado creando narrativas fragmentadas e historias complicadas. Al igual que la memoria, mis imágenes crean una realidad híbrida, una manifestación física de la sustancia volátil de los recuerdos.
Para mí, evocar es más importante que identificar. Prefiero las sugerencias a las definiciones. Mi campo de investigación son los lapsus de la memoria, en sus rupturas y huecos guardamos nuestras imágenes y nuestros miedos, un lugar oscuro donde desaparecen las imágenes, los agujeros negros de la mente. La distancia entre el pasamiento y su expresión es el espacio en el que parecen residir mis vaporosas fotografías retratando formas borrosas y fragmentos de cuerpos que se resisten a la presión y a la violencia de convertirse en imágenes completas y reconocibles que de repente pueden salir a la superficie, como una estratificación multicapa de zonas temporales de la memoria manipulada. Mi trabajo parece estar envuelto en un aura de tragedia y una borrosa melancolía infunde todas mis fotografías. Lo que olvidamos suele ser tan importante como lo que recordamos.
P.D.F.: Hace poco descubrí un trabajo tuyo titulado Taxidermia. Lo publicaste bajo forma de fanzine. Las fotografías son muy interesantes. Porque al ser impresas en blanco y negro pareciera que esos animales disecados estuvieran vivos. Es el trabajo que más me sorprendió. ¿De dónde surgió esa serie? ¿Consideras que este también es un trabajo de experimentación o es una obra a parte? ¿Es una forma de subvertir el lenguaje documental? ¿Un homenaje de Fontcuberta?
R.M.: Taxidermia es un recuerdo que se revela lentamente, emergiendo de las páginas de mi álbum familiar, forma parte de mi vida, de mi niñez, de mi capacidad evocadora. Partiendo de la verosimilitud de la fotografía, me reapropio de mis recuerdos y les otorgo mayor significado, quizá una verdad más profunda, porque la noción de que la fotografía no es una metáfora apropiada de la memoria, creando una realidad híbrida, donde las fronteras / límites de la verdad son flexibles, una realidad que se asocia íntimamente a la ficción y en la confrontación de ambas es posible reescribir una versión distinta a nuestra propia historia o quizá porque anhelo aquellas tardes esperando despreocupado a mi madre, jugando con aquellos animales fantasmagóricos .
Mi madre trabajaba en un colegio en el cual había toda un aula inmensa de animales disecados y cuando esperaba a mi madre, siempre me quedaba fascinado con aquel lugar habitado por cientos y cientos de animales disecados, durante años fue un lugar privilegiado de mi niñez. Siempre he tenido fascinación por la taxidermia, en Tervuren existe el museo de África, uno de mis museos preferidos, en el cual hay una infinidad de fauna africana disecada, dicen las malas lenguas que todos los animales que contiene el museo fueron cazados por el déspota y genocida Leopoldo I, Rey de los belgas. De allí el subtítulo de la serie, King Leopold’s Ghost.
P.D.F.: Tienes un proyecto editorial con libros hechos a mano en pequeñas ediciones. ¿Qué significa para ti el trabajo editorial? ¿Qué cambia con respecto al trabajo de experimentación fotográfica?
R.M.: Tener mi propia editorial me ha permitido encontrar en el formato de la foto-libro no solo una buena herramienta para mostrar mi trabajo sino también el lugar perfecto para la experimentación y la creatividad. Los foto-libros han pasado a ocupar una posición central en la fotografía contemporánea. Actualmente la edición independiente o autoedición de libros o fanzines se ha convertido en un fenómeno de gran repercusión tanto en el sector editorial como en el artístico, en plena era digital existe un retorno al objeto impreso que se compra y se vende, se intercambia y se colecciona a nivel global. Además, se ha desarrollado la diferenciación conceptual entre » libro de fotografía » y » foto libros» y eso ha propiciado un interesante desarrollo de propuestas creativas en fotografía, edición, secuenciación, diseño, puesta en página, tipografía, papeles, encuadernación, sistemas y tecnologías de impresión, editoriales, editores, autoedición, difusión y distribución y coleccionismo.
La foto-libro es un lugar perfecto para la narrativa fotográfica, se ha convertido en un objeto/ formato imprescindible porque ya no es suficiente hacer buenas fotos para ser autor: hace falta saber contar historias con imágenes. El foto-libro es en sí mismo un objeto artístico y una obra coral que permite desplegar toda la sintaxis de la fotografía.
P.D.F.: Si tuvieras que escoger un libro de fotografía, una película y una música que te hayan influenciado ¿cuáles serían?
R.M.: Si tuviera que escoger un libro de fotografía; cualquiera de Daisuke Yokota, un fotógrafo que hace fotos con las mismas habilidades que un electricista pela un cable, conecta otro, prepara el conductor y los diodos, tiene en cuenta el factor de cresta, el valor eficaz, destroza todo su valor, provoca un cortocircuito y vuelve a empezar. Una película sería La Jetée de Chris Marker, estrenada en 1962 en ella se relata la historia de un experimento de viaje en el tiempo llevado a cabo otras una guerra atómica, si bien es una película. El director la define como una fotonovela. Una músicasería Les Joyaux de la Princesse – Exposition internationale- Art et enchiques- Paris 1937. Un álbum experimental brillante que llega también a usar fragmentos de música popular de la época, a veces retoma canciones enteras, que son luego sometidas a todo tipo de tratamientos para darle un sonido difuso que permita relacionarlos con el imperfecto recuerdo de las mismas. Puede decirse que cada disco de Les Joyeaux de la Princesse es un pequeño documento de audio que ilustra un acontecimiento histórico, usualmente ambientado en la Francia de los años 1930s y 1940s.
Web
http://tanaka-clan.tumblr.com
http://rafamonzo.tumblr.com
Portfolio
They will be like a tree planted by the water
That sends out its roots by the stream.
It does not fear when heat comes;
Its leaves are always green.
It has no worries in a year
of drought and never fails to bear fruit
Jeremias 17:8
Biografía
Rafael Monzó es un fotógrafo español nacido en 1969. Estudió Imagen y Sonido con una especialización en Fotografía. Su trabajo con la fotografía es esencialmente experimental, aunque muchas de sus influencias vienen del cine de ciencia ficción y del estudio científico del movimiento telúrico. Sus dos más importantes proyectos fotográficos son Interpreting the silent artifact (2015) y Manipulated Memories (2017). Rafael Monzó es también el fundador de la editorial Shirokuro Photobooks. Con esa editorial publicó Taxidermia, The Enf of The American Way of Life y Hortus Botanicus. En 2018 su libro Abend der Worte fue publicado en colaboración con la editorial italiana Origini Edizioni. Actualmente lo representa la 44 Gallery Contemporary Photography en Bélgica.
Sonido.
Rafael Tanaka Monzó & Jeffrey Cobbold, Interpreting the Silent Artefacts, 2017
Voyager Space Sounds, Song of Earth, NASA, 2013
Lotte Geeven, The Sound of the Earth, 2013
Libros
Rafael Tanaka Monzó, As I followed you, Les Editions Shirokuro, 2015
Rafael Tanaka Monzó, Under the Milky Way, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Potferdeke, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Taxidermia, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Somewhere in Between, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Among the Forgotten, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Jeremias, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, Demain il fera jour, Les Editions Shirokuro, 2016
Rafael Tanaka Monzó, From Nowhere, I & II, Les Editions Shirokuro, 2017
Rafael Tanaka Monzó, Unidentified Photobook, Les Editions Shirokuro, 2017
Rafael Tanaka Monzó, Interpreting The Silent Artifacts, Les Editions Shirokuro, 2017
Rafael Tanaka Monzó & Jeffrey Cobbold, Interpreting the Silent Artefacts, Les Editions Shirokuro, 2017
Rafael Tanaka Monzo, Abend der worte, Origini Edizioni, 2017
Rafael Tanaka Monzó, The End of American Way of Life, Les Editions Shirokuro Photobook, 2018
Referencia
«Cráter Sedan. Resultado del test nuclear realizado en el desierto de Nevada durante la operación Plowshare. El impacto de 104 kilotones desplazó doce millones de toneladas de tierra y produjo un cráter de 97,5 metros de profundidad y 390 metros de diámetro».
Crater Sedan Plowshare, NNSA, Nevada, Estados Unidos, 1962