Valerio Polici, Interno, Studiofaganel, 2023

Este trabajo nació durante la segunda edición del laboratorio de Antonio Biasiucci en Nápoles, una ocasión preciosa para Valerio Polici tanto por la presencia de un mentor que acompañara su proceso creativo como por el diálogo que estableció con sus nuevos compañeros de viaje. Interno es idealmente una obra abierta en la que, sin utilizar un guión, el fotógrafo italiano nacido en Roma intenta construir una historia hecha sólo de imágenes, deambulando por muchos espacios interiores hasta perder el sentido del perímetro, dejando que las fotografías, una tras otra, sugirieran posibilidades. Con el tiempo, Interno resultó ser “una especie de cuento de hadas para adultos, sin principio ni final, en el que hay que sumergirse para tejer la propia historia”.

Studiofaganel nos envió el libro invitándonos a mirarlo y a abrir una conversación con Valerio para desvelar sus secretos. Como el libro venía sin ningún texto que diera un contexto particular sobre él, aceptamos el reto con entusiasmo.

Conversación

P.D.F: Valerio, este año has publicado el libro Interno con Studio Faganel. En este libro el lector parece visitar varios lugares interiores donde escaleras, muebles, paredes y cuerpos son retratados de forma misteriosa. La imagen siempre está encuadrada para darnos sólo una visión y un detalle de los objetos que habitan esos lugares y darles algún tipo de personalidad. Se trata de una técnica de observación muy específica utilizada en el mundo del arte, en la que un cuadro complejo se muestra en fragmentos, para que el espectador recorra poco a poco la totalidad de la obra, sirviéndose de los detalles para conocer mejor el conjunto. ¿Es Interno una intención de acercar la fotografía al mundo del arte clásico? ¿Quería que los lectores vieran sus imágenes como si estuvieran contemplando cuadros clásicos?

V.P. Laura, la cercanía tanto al arte clásico como al moderno se debe al hecho de que miré muchos cuadros durante esos años y, naturalmente, me dejé influenciar por ellos. Con esto no pretendo sugerir comparaciones ni dar indicaciones de ningún tipo a quienes las contemplen; al contrario, me gustaría que los lectores se acercaran al libro, así como a las fotos individuales, de la forma que prefieran. Por un lado, las instantáneas no son más que un reflejo de mi proceso perceptivo -al ser hiperactivo tiendo a procesar la información de forma rápida y caótica, pasando neuróticamente de un detalle al siguiente-, una experiencia constante de aproximación en la que todo parece borroso e imposible de dominar. Difícilmente podría fotografiar de un modo menos claustrofóbico.

Desde otro punto de vista, estas imágenes sirven para transmitir conceptos clave en mis obras: la ambigüedad, la desorientación, lo inexpresado. Reducir la información visual significa multiplicar los posibles significados de una imagen.

Por último, la reducción de la perspectiva resultante del uso de lentes más estrechas y la tendencia a una postura paralela a lo que retrataba no sólo está vinculada a esa relación con la pintura, sino también a una idea de estaticidad y monumentalidad a la que intenté dar forma.

P.D.F: En este libro hay una gran variedad de imágenes que transmiten un estilo de retrato singular. Podemos decir que hay mucho humor en esta serie. ¿Cómo podrías describir las localizaciones, los tipos de retratos y las situaciones que querías captar aquí? ¿Qué papel desempeña el humor en esas imágenes?

V.P. Eres la primera persona que me habla de humor y me parece interesante. El hecho de que fuera lo perturbador lo que me acompañara en el relato, por tanto una sensación opuesta, me hace pensar en la eficacia del carácter abierto del libro. En cuanto a la elección de los temas a retratar, una vez me aclaré la temperatura del relato me resultó bastante natural comprender instintivamente qué incluir o no.

P.D.F: ¿Por qué llamar al libro Interno? ¿Este título está acaso relacionado con una práctica fotográfica concreta, intimista o vocada hacia el interior si se puede decir así?

V.P. Debido a que todo se disparó exclusivamente en interiores que se convierten en una metáfora de lugares interiores, la brevedad también se adhiere perfectamente al carácter abierto de la obra.

Aunque a menudo lo sugieran, ninguna de estas fotografías fue tomada en estudio; no me siento especialmente hábil orquestando cada paso, al contrario, busco lo inesperado, lo torcido, y no es casualidad que incluso los retratos estén casi siempre tomados de forma rápida e instintiva. 

Creo que esta impresión viene dada por una postura, digamos una actitud de estudio expresada en el control maníaco de la luz, del encuadre, de los equilibrios formales.

P.D.F: El libro no contiene ningún texto en particular. Sólo vemos imágenes como una invitación a pasear por diferentes lugares interiores donde los objetos empiezan a contar una historia sobre lo que ocurre allí dentro. ¿Por qué decidió no incluir ningún texto? ¿Hay algún concepto o narrativa en particular en este libro?

V.P. Nos cuestionamos largamente con los editores las posibles contraindicaciones de no incluir algunas coordenadas para los lectores, pero luego no tuvimos dudas: la ausencia de mapas representaba un punto central en la experiencia que queríamos proponer y la exclusión del texto era un paso casi obligado para permitir una expansión más fluida. De ahí la invitación al viaje del que hablas, sin destino ni dirección; el libro es esencialmente un objeto en el que les invito a navegar y a perderse, esto es lo que más importa.

P.D.F: Cuéntenos más sobre la colaboración con el editor. ¿Recibieron un PDF final y una maqueta concreta para imprimir o fue necesario pedir a la editorial que interviniera en el proceso de elaboración del libro?

V.P. La colaboración con el editor fue estimulante y productiva, aunque por diversos motivos siempre se desarrolló a distancia. Tras una primera reunión para conocernos en la que les presenté algunos grabados y les hablé de la idea que había detrás del proyecto, empezamos a trabajar en el libro iniciando un denso intercambio de correos electrónicos y llamadas telefónicas sobre consideraciones en torno al ritmo y la densidad: ambos estábamos de acuerdo en el tamaño, yo tenía una idea clara de ciertos pasajes. Sara tenía una visión cristalina del cuadro general, lo que fue fundamental para concretar el conjunto. De la parte gráfica, en cambio, se encargaron ellos por completo.

P.D.F: En cuanto al diseño, la mayoría de las imágenes y los colores del papel utilizan tonos pastel. Las fotografías se convierten en imágenes clásicas al aparecer el amarillo cobrizo sobre las paredes, en la iluminación utilizada o captada. La luz se posa sobre las superficies de los distintos objetos que vemos, especialmente los muebles marcando el tono de las imágenes que vemos. ¿Quién decidió que el color podía ser un aspecto unificador particular en este libro? ¿Hay alguna paleta de colores que nos guíe al pasar las páginas?

V.P. La paleta de colores no procede del exterior, sino que está en la propia obra. Se eligieron dos tonos que son intrínsecos a las imágenes como los colores naturales de las telas, que son también los tonos de piel de la cachemira. El verde real de la cubierta quería, por un lado, realzar el carácter aristocrático de ciertas habitaciones y, por otro, abrazar las imágenes con un tono ligeramente más oscuro, como hace una cortina con una ventana.

P.D.F: ¿Cuál ha podido ser la aportación del diseñador de libros en toda la conceptualización y producción de este libro?

V.P. Su enfoque comenzó en silencio, observando atentamente todo el desarrollo del discurso entre Sara y yo. Cuando llegamos a la maqueta final, con una idea muy precisa de la secuencia y dimensión del texto, tomó el relevo de forma activa, tratando de maximizar todas las posibilidades. El hecho de haber pensado que se trataba de un libro muy clásico, que no necesitaba efectos pirotécnicos, hizo que su papel fuera más delicado y el resultado muy satisfactorio.

P.D.F: ¿Cuáles han sido las influencias artísticas que ha tenido en todo el proceso de elaboración de este libro que deberíamos conocer? ¿Hay algún fotógrafo que utilice el color que puedas mencionar?

V.P. Las influencias han sido muchas, pero en general todo el realismo mágico tanto en literatura como en pintura ha sido una referencia permanente. Tres autores en particular han tenido un impacto significativo en mi obra: Balthus, por la energía sombría y siniestra que emana de sus cuadros, la ambigüedad de las figuras femeninas, el aire pesado, los colores cálidos, la monumentalidad de las figuras a menudo desgarbadas. Un contraste entre seducción y fastidio que te aprisiona. Edward Hopper, por ese estado de suspensión indeterminado y desconcertante, la sensación de soledad, la sospecha constante de que algo terrible acaba de suceder o está a punto de suceder. Bryan Schutmaat con su primer libro Grays the Mountain Sends, una obra sublime, impecable en cada detalle. Cuando vi esos retratos por primera vez fue un poco chocante, parecían más reales que la propia realidad.

P.D.F: ¿Por qué decidiste dar a esas imágenes un formato de libro?

V.P. Al tratarse de una experiencia no sólo visual, sino también olfativa y táctil, un libro me sigue pareciendo el mejor destino para la investigación. Aún más en el caso de una obra abierta, es la sucesión de imágenes lo que hace que el mensaje sea más incisivo.

P.D.F: ¿Por qué no utilizar esas imágenes para revistas y periódicos? ¿Ha habido una evolución en su práctica fotográfica desde que empezó a trabajar como fotoperiodista?

V.P. El trabajo ha tenido algunas buenas publicaciones, pero obviamente la ausencia de una historia reduce sus posibilidades de publicación. En cambio, la recepción en el museo ha jugado un papel más importante.

El interludio en el reportaje fue interesante, pero pronto sentí la necesidad de otros estímulos: recién terminado mi primer proyecto, no quería quedarme atrapado en un estilo, sino explorar más.  Reflexionaba sobre la posibilidad de ampliar mi relación con el medio fotográfico y miraba con emoción la libertad de autores como Ghirri, Kawauchi, Eggleston, Moryama que fotografían siempre en cualquier situación.

A partir de Interno empecé a adoptar lógicas y actitudes diferentes, me planteé otras preguntas, experimenté con medios, técnicas y géneros. Lo que no ha cambiado es que siempre me detengo un paso antes cuando busco una fotografía, reteniendo lo esencial, buscando constantemente esa tensión, lo inefable.

Biografía

Nacido en Roma en 1984, Valerio Polici comienza un camino en la fotografía como autodidacta y luego asiste a cursos especializados en diferentes instituciones entre Roma, Padua, París, Riga. En 2015 es seleccionado para el Laboratorio Irregolare de Antonio Biasiucci en Nápoles.

Primero se acerca al fotoperiodismo publicando en importantes revistas internacionales como Washington Post, Newsweek, British Journal Of Photography, L’Espresso, y luego explora una dimensión más íntima.

Su primer libro, Ergo Sum, fue presentado en Paris Photo en 2016, realizado en colaboración con el artista polaco Rafal Milach y la diseñadora Ania Nalecka y publicado por Dienacht. Su segundo libro Interno, ha sido publicado por Studio Faganel Gallery que representa el proyecto.

Sus fotografías, han ganado múltiples premios (Gomma Grant 2019, Inside Art Special Prize 2019, Hasselblad Portfolio Italia 2018, Max Spreafico Prize 2019 entre otros), han sido adquiridas en diversas colecciones públicas y privadas, han sido expuestas en museos públicos y galerías privadas, entre ellas: La Biennale di Architettura, MACRO, MADRE, Villa Pignatelli, Ex-Mattatoio, La Galleria del Cembalo, S.S.M.A.V.E. Museo Arcos, FIAF, Biennale De La Photographie D’Aubagne, diversos festivales entre Italia, Turquía, Alemania y Portugal.

Es profesor de fotografía en la Academia NABA de Roma.

Web

https://valeriopolici.com/Interno

Studiofaganel

studiofaganel es una galería de arte especializada en fotografía fundada por Sara Occhipinti y Marco Faganel en 2011, con sede en Gorizia. Expone regularmente a fotógrafos y artistas visuales.

studiofaganel a lo largo de los años ha establecido colaboraciones con particulares, asociaciones, instituciones públicas y privadas. Desde 2014 colabora constantemente con Kinemax – Palazzo del Cinema, comisariando su espacio expositivo, y con el Premio Internacional Sergio Amidei al Mejor Guion Cinematográfico.

Ha colaborado en festivales y festivales de arte y cine como: el Premio Internacional Sergio Amidei al Mejor Guion Cinematográfico, el Premio Darko Bratina, In/visible cities – International Urban Multimedia Art Festival, el Piccolo festival dell’Animazione, el festival Filmforum, y los festivales de arte contemporáneo Mind the gap y Palinsesti.

Desde 2018, studiofaganel es también una editorial y librería independiente especializada en fotografía.