La edición n°26 del International Photography Festival que se realiza todos los años en la ciudad de Groninga, al norte de los Países Bajos, ha creado un nuevo programa de exposiciones para apoyar a jóvenes profesionales en su labor de curaduría. Este año, Laura Carbonell y George Knegtel han sido las invitadas a exponer una selección de obras en la Noorderlicht Gallery. El resultado de este largo proceso de investigación sobre nuevos lenguajes fotográficos concluye con la exposición Mundos, Personas, Lugares (un proyecto cuyo título hace homenaje al libro Circulation: Day, Place, Event, del japonés Takuma Nakahira). La exposición reúne seis proyectos de fotografía y video en donde se presentan diversas formas de resistencia cultural en la vida de ciertas comunidades de indígenas, de grupos campesinos y de habitantes que han decidido permanecer en pueblos remotos. Sus rituales y sus formas de celebración son para estas poblaciones formas de enfrentarse a las vanidades del mundo moderno que les permiten preservar su identidad y comunicar su visión del mundo.
Los proyectos aquí reunidos son peculiares porque no se inscriben en el clásico formato del reportaje periodístico ni de la fotografía documental. Algunos evocan registros de ópera popular, otros asocian fotografía experimental con registros sonoros de mujeres indígenas que invocan en un idioma desconocido para nosotros a los espíritus de la selva y otros simplemente proponen expresiones poéticas y poco usuales de rituales en zonas remotas del planeta donde los dialectos y los gestos son formas codificadas de saber popular. En algunos proyectos las imágenes de momentos álgidos de esta expresión de la identidad cultural se confunden muchas veces con los rostros velados de la gente.
Las aproximaciones a la imagen de este tipo de proyectos no sólo rompen con la idea del artista creador alejado de la comunidad, sino que también renuevan con una nueva forma de antropología visual al mostrar desde dentro, las cosmogonías, los conflictos internos y la fuerza vital de quienes se resisten a perder su esencia. Los rituales que éstas comunidades practican se transforman aquí en imágenes y registros audiovisuales de una fuerte carga estética. A través de estos proyectos se definen los grandes fundamento filosófico de las culturas: ¿quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?
PUNTO DE FUGA reúne las reflexiones que se generaron en torno a la creación de todas estas obras, evocando en cada proyecto, cuál fue el origen de estas prácticas y cuál la intención de los artistas al trabajar con estas poblaciones que hoy son garantes de la diversidad del mundo.
Daniël Siegersma, Anorak, 2018
“Mi familia no tiene tradiciones.
Pero la región está llena de ellas.»
El artista holandés Daniël Siegersma nunca había pensado realmente que muchos de los objetos y decoraciones en la casa de sus padres eran en realidad reliquias de sus ancestros, pensados para conmemorar la identidad de todo un pueblo. Las reliquias recordaban una tradición rural practicada principalmente en la región de Twente, sobre la frontera con Alemania. En sus últimos años de estudios de fotografía, Daniel empezó a investigar más fondo sobre este tipo de manifestaciones de cultura rural, buscando entender cómo surgen y de qué forma se mantienen en sociedades modernas. Anorak es el nombre de su proyecto. La obra plantea una serie de interrogantes sobre el tema de nuestras complejas identidades culturales y la forma como convivimos con ellas: ¿Somos partícipes conscientes de esas tradiciones ancestrales o debemos activamente renovar una conexión con ellas a través de una forma de apropiación creativa y consciente? ¿Qué saben otras regiones de los Países Bajos y del mundo sobre estos rituales?
Testimonio:
“Hay tanto orgullo visible en el ojo del granjero después de haber visto a toda la gente del vecindario entrar al campo para presenciar la gran fogata. Es Pascua y esto es lo que hacemos, reunirnos en torno a un fuego inmenso. Muchas de estas celebraciones no tienen símbolos religiosos, son más bien pretextos para reunir a la gente. Son momentos de reunión entre personas de toda una región. La manifestación tiene siempre un aspecto «poco común», porque la gente no se reúne como lo haría normalmente entre familiares o amigos. Aquí hay algo más en juego. Los fuegos de Pascua son una tradición pagana con orígenes sajones. Como muchas tradiciones paganas, fue anexionada por cristianos para su conversión religiosa. En este momento representa la luz de la Pascua y la señal de que el hijo de Dios ha resucitado. Muchos llaman a estas fogatas, expresiones de la «luz» del mundo”.
Keijiro Kai, Charanga, 2017 & Wounded Bears, 2014 – 2018
Durante varios años, el fotógrafo japonés Keijiro Kai ha grabado festivales violentos en todo el mundo, rituales provenientes de zonas rurales esencialmente representados por los hombres. El escenario de la serie Wounded Bears, es el pueblo de Nozawa Onsen en Nagano. El fotógrafo registra los momentos más álgidos del festival anual Dosojin, en el que los jóvenes invocan a las deidades ancestrales prendiendo grandes hogueras. Los dioses invocados, más conocidos como «Dosojin», protegen a los hombres de los espíritus malignos y son los guardianes de los caminos y las fronteras que rodean los pueblos rurales de montaña. El trabajo consiste en una serie de imágenes de los dramáticos intentos de los residentes masculinos de la aldea por incendiar un enorme santuario de madera con antorchas tradicionales. Estos valientes jóvenes defensores de la ruralidad, son los sujetos principales de la lente de Kai. Con este ritual arriesgan su seguridad en una intensa interacción de ataque y defensa.
La serie Charanga fue fotografiada durante las festividades bolivianas de Tinku («Tinku» significa «encuentro» en el idioma quechua local), una escena en la que se representan los combates de los dioses a través de rituales tradicionales. La gente de las aldeas alrededor de Macha, cantan y bailan al ritmo de la música folclórica local o «charanga» que significa banda de música y se enfrentan con grupos de otras aldeas. Los hombres comienzan con peleas de puños desnudos, midiendo su fuerza física. Luchan hasta que la sangre fluye y ocasionalmente matan a alguien. La sangre se ofrece al dios Pachamama, para pedir una buena cosecha.
Diario de viaje por Japón:
“El día antes de que comenzara el festival Tinku, estaba tomando fotos de una comunidad cuando escuché que la gente de las comunidades rurales se reuniría en Tinku para pelear. Como era un festival muy peligroso, pensé que sería un poco más seguro si pudiera seguirlos y acompañar ese ritual violento con la cámara. Sin embargo, el día de Tinku, la comunidad esperada no apareció. Ya de regreso en la plaza central del pueblo, diferentes comunidades habían comenzado a luchar. No podía esperar y me involucré en la pelea para retratarla. Estaba asustado. El resultado de este viaje son una serie de fotografías que aquí traigo como registro”.
Diario de viaje por Bolivia:
“Hay un largo camino entre Japón y Bolivia. La distancia desde el frente hasta la parte posterior de la tierra parece no acabar. Después de largas horas de trayecto por fin llegué a mi destino: Macha. Han pasado cuatro o cinco días desde que salí de Japón (o eso me parece, no lo sé, he perdido la noción del tiempo debido a la diferencia horaria). No me gusta la humedad en Japón, quizás por eso me sentí cómodo en el clima seco de Bolivia. Desafortunadamente he sufrido de mal de altura debido a la gran altitud en mi destino de viaje. Pero la gente aquí me ha recibido como huésped, siempre con mucho alcohol de por medio. Con estas palabras resumiría la experiencia: distancia de viaje, mal de altura y alcohol. Ahora me parece que en ese momento debía enfrentar muchas cosas al hacer mis fotos”.
Lonnie van Brummelen, Siebren de Haan & Tolin Alexander, Stones Have Laws, 2018
La selva tropical de Surinam está habitada principalmente por los cimarrones, descendientes de africanos que fueron enviados a través del Atlántico para trabajar como esclavos en las plantaciones. Algunos de ellos lograron liberarse y fundaron nuevas comunidades en la selva amazónica, un entorno desconocido para ellos. Aquí se encontraron con indígenas que los ayudaron a sobrevivir. Basándose en su conocimiento ancestral y en lo que los indígenas les enseñaron, los cimarrones desarrollaron una forma de vida en diálogo con los ríos, las piedras y el bosque.
En Stones Have Laws, los artistas holandeses Lonnie van Brummelen y Siebren de Haan y el creador de teatro y poeta surinamés Tolin Alexander se unieron en un proyecto cinematográfico que presenta la historia colonial que comparten los Países Bajos y Surinam. La obra fílmica generó una colaboración de cuatro años con la comunidad Maroon que incluyó narración de cuentos, creación de guiones colectivos y actuación. En la película, los cimarrones demuestran rituales para contactar a los ancestros y los espíritus locales del bosque y recitan cómo los conquistadores extranjeros los obligaron a reubicarse una y otra vez. En la época colonial lucharon ferozmente contra el dominio colonial holandés. Hoy en día se enfrentan a multinacionales que explotan sus tierras ancestrales para la minería y la tala. Mientras tanto, ya no solo luchan por su propia supervivencia. En tiempos de ecocidio y calentamiento global, estos pueblos luchan por todos nosotros.
Lucia Nimcova & Sholto Dobie, BAJKA, 2016
Actualmente en Ucrania, las canciones patrióticas juegan un papel importante en la cultura rural. A través de la música, las comunidades del campo preservan una forma de nacionalismo romántico populista muy interesante, en donde se cuentan muchas de las vivencias de quienes interpretan los cantos. La magia de las canciones populares radica en su libertad de las restricciones de los géneros artificiales y las reglas temáticas. Desde 2014, los artistas Lucia Nimcova y Sholto Dobie, han reunido un archivo de fotografías, videos y grabaciones de sonido en todo el oeste de Ucrania. A diferencia de las prácticas documentales tradicionales, describen su trabajo como una ópera popular: una colección de canciones, historias, música, actuaciones y grabaciones de campo, existentes en algún lugar entre un documento etnográfico y un teatro musical.
En BAJKA, Nimcova y Dobie se mueven libremente entre varios lugares y se integran en cocinas, campos, bordes de caminos, bodas, funerales y eventos públicos. Estos lugares se convierten en escenarios en los que la vida cotidiana y el teatro se unen paradójicamente. Las figuras de varias edades se alternan antes de que cambien las ubicaciones de la cámara, el interior y el exterior, pero la canción continúa. Sus principales intereses son aquellas canciones que describen temas trágicos, brutales y cómicos como abuso doméstico, el asesinato, el conflicto, el sexo, el amor y el odio. Antes de que desaparezcan sus últimos intérpretes, los artistas quieren mostrar que el folklore alternativo de la región, una mezcla entre el rap duro de la montaña, el feminismo vintage y el sucio hip hop Karpaty, sigue vivo y no debe ser ignorado.
Marcos Ávila Forero, Estenopéicas Rurales, 2015
Los conflictos civiles y armados en Colombia surgieron de la necesidad de promover una política agraria para la población agrícola. Desde la época de «La Violencia» (nombre que se le da a la guerra civil que azotó a Colombia entre 1948 a 1958, oponiendo a familias y ciudadanos en torno a dos partidos: el Partido Conservador y el Partido Liberal), el Altiplano Cundiboyacense se había convertido en un lugar central de las protestas campesinas. Estenopéicas Rurales es una serie de trípticos de casas campesinas registradas en esta área. Obra que retrata los patios, paredes e interiores de las casas de varias familias en el campo, como testimonios de la resistencia en la vida cotidiana. Los lugares fueron seleccionados por las familias que viven allí como registros de su vida en medio de un ambiente violento.
De un grupo de granjas familiares, que fueron utilizadas como bases para revueltas, secretos y desapariciones, Marcos Ávila Forero transforma cada casa en una cámara, utilizando la técnica de la estenopéica. Las imágenes en blanco y negro resultantes se parecen a las de los archivos fotográficos de la era de La Violencia, pero también revelan paisajes contemporáneos, que se distinguen por la presencia difusa de las personas que los habitan. El interior de las casas no se puede percibir. Esos espacios para el descanso y la intimidad permanecen tan obscuros como las historias que albergan. Un video documenta el contexto del lugar, presentando imágenes de las casas desde el exterior, revelando el paisaje en el que se encuentran.
Testimonio campesino:
“Era el 8 de abril de 2002, al comienzo del amanecer, jurisdicción de El Anzuelo, municipio de Mapiripan, Departamento del Meta. El territorio donde perdí a los míos. Ese fatídico día nos sacaron de nuestra casa como a delincuentes, violando el derecho de todos nosotros, éramos inocentes. No sé cuál de estas fuerzas malvadas los hizo desaparecer para siempre. Se llevaron a mi esposa, a mi hija y a su esposo, a mi nieto y a mis 14 trabajadores, los pobres, lo desesperado que debe haber sido en el momento de su muerte”. Proyecto Alpargatas de Zuratoque.
Testimonio:
«No habló durante años, y de pronto, ya anciano,
comenzó a levantarse en plena noche para recorrer el patio
hablando solo, contándose todo a sí mismo.
Como si al darse cuenta bruscamente de su vejez,
prefiriera luchar por recordar todo lo que
durante toda su vida quiso olvidar
(hasta el punto de volverse mudo durante diecisiete años),
enfrentándose al sentimiento vertiginosamente abismal
de perderlo todo».
Proyecto Landázuri, arquitecturas de la memoria.
Roberto Huarcaya, Amazogramas, 2014
Es una serie de fotogramas de la selva amazónica, realizada en el corazón del Parque Nacional Bahuaja Sonene, en el noreste de Perú, un lugar remoto con abundante fauna y una naturaleza implacable. El artista peruano Roberto Huarcaya está fascinado por la sensación de agresividad, inmensidad y belleza del paisaje y ha viajado por la zona desde 2014 para crear conciencia sobre la preservación de la selva amazónica y de quienes la habitan.
Las imágenes que realizó sin el uso de una cámara fueron registradas durante la noche, extendiendo papeles fotosensibles de 30 metros de largo a lo largo del denso follaje del bosque subtropical. Con la ayuda de una pequeña linterna, el rayo de la luna, la selva dibujó su propia cara en el papel, dejando su huella vegetal. El proceso de desarrollo de las imágenes se realizó en una habitación oscura especialmente construida para la ocasión, utilizando agua del río más cercano. Las obras recogen el misterio primitivo y la sorprendente escala de la selva amazónica y permiten al espectador sumergirse, incluso por unos momentos, en la experiencia de estar en las profundidades de la selva. La voz de una mujer indígena resuena en la sala de exposiciones, compartiendo en un idioma codificado los conocimientos tradicionales de las comunidades amazónicas y el respeto hacia los espíritus que habitan en el bosque.
Testimonio:
“Nos llevaron durante diez días a este lugar llamado Bahuaja Sonene, en el noreste de Perú, muy cerca de la frontera boliviana. Esa región tiene una serie de capas ecológicas que van desde el nivel del mar hasta los 3000 metros de altura sobre el nivel del mar. Tiene una enorme cantidad de fauna y una vegetación muy diversa. A ese lugar se llega volando hasta Madre de Dios y luego caminando durante dos días. Es un lugar muy remoto donde todo te toca, todo está muy vivo. La naturaleza es violenta. En este lugar la frontera entre la vida y la muerte es muy delgada. Durante ese primer viaje, no fotografié el bosque, pero sabía que tenía que trabajar en una pieza escultórica usando fotografía.”
Exposición:
Mundos, Personas, Lugares
La Resistencia a través de la cultura
Noorderlicht Gallery
Akerkhof 12 | Groninga
Países Bajos
6.10.2019 – 29.12.2019
Curadoras:
George Knegtel
Es una fotógrafa documental y curadora holandesa graduada de la Royal Academy of the Arts en La Haya. Su exposición en la LhGWR de la Haya le permitió dar a conocer una selección de jóvenes artistas de video. Desde 2017 ha hecho parte del equipo curatorial del Photo Festival Schiedam. En 2019 ha sido invitada junto con Laura Carbonell para hacer la curaduría de una exposición titulada WORLDS, PEOPLE, PLACES, en La Noorderlicht Gallery durante el Festival Internacional de Fotografía de Noorderlicht.
En 2019, el festival titulado TAXED TO THE MAX, bajo la curaduría de Hester Keijser, se plantea la siguiente pregunta: si la vida en la tierra tuviera que ser preservada, ¿cómo pueden las condiciones de la extracción ilimitada de recursos mitigar sus efectos sobre la sociedad y el mundo natural? Como respuesta a este interrogante WORLDS, PEOPLE, PLACES, reúne seis que han conseguido reactivar lenguajes locales y contar historias de pequeñas comunidades que resisten a través de la cultura, reconociendo y enfrentando las presiones de las sociedades capitalistas modernas.
Laura Carbonell Reyes
Es curadora, docente y crítica de fotografía. Su trabajo parte de los libros de fotografía para desarrollar una reflexión en torno a los procesos editoriales y el potencial expositivo que este formato impreso ofrece al ocupar otros espacios de exposición y difusión. Desde 2015 fundó PUNTO DE FUGA (www.puntodefugabogota.com), la plataforma experimental del libro de fotografía orientada hacia una audiencia Latino-americana. En 2019 fue invitada a participar en la edición n°26 del Festival Internacional de Fotografía de Noorderlicht haciendo la curaduría de una exposición en la sede de la Noorderlicht Gallery en colaboración con la fotógrafa holandesa George Knegtel. La exposición WORLDS, PEOPLE, PLACES, es el resultado de una investigación sobre una serie de proyectos de video y fotografía que han surgido de la colaboración estrecha con comunidades en donde la cultura se ha desarrollado como una forma de resistir a las presiones del mundo moderno.