« Je suis de ceux qui estiment que la couleur est un phénomène culturel, étroitement culturel, qui se vit et se définit différemment selon les époques, les sociétés, les civilisations. Il n’y a rien d’universel dans la couleur, ni dans sa nature ni dans sa perception. »
«Yo soy de aquellos que estiman que el color es un fenómeno cultural, fundamentalmente cultural, que se vive y se define de formas distintas según las épocas, las sociedades y las civilizaciones. No hay nada de universal en el color, ni en su naturaleza, ni en su percepción.»
Michel Pastoureau, Le Petit livre des couleurs, Seuil, 2014
«Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio…»
Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires, Imprenta Serrantes, 1923
Desde 1814 historiadores del arte como Quatremere de Quincy se interesaban ya por escribir una teoría del color, estudiando la práctica de la aplicación de color a las figuras de los ídolos especialmente en los bajo relieves de piedra. El uso del color había sido desde entonces sujeto de muchas discusiones entre antropólogos e historiadores, los unos buscaban entender la significación del color en el arte mientras que los otros buscaban darle un significado más amplio a esa cultura material, tratando de explicar cómo las distintas culturas fueron aplicando el color a los objetos decorativos.
Poco se ha dicho sobre la existencia del color en la fotografía contemporánea y en el cine experimentales, pero lo cierto es que un gran número de artistas ha querido explorar con mayor determinación el lenguaje del color a través del cine y de la fotografía. Los colores que esos experimentos visuales y formales han generado son específicos a esos dos formatos y es muy probable que, al reunirlos, surja una nueva colori-metría que no ha sido estudiada a fondo por antropólogos e historiadores expertos en el tema.
Pero lo cierto es que el color ha ido permeando toda la historia de la fotografía, revolucionando las formas de ver y de entender la materia fotográfica, su composición química y algunas veces inclusive sus efectos medicinales. Antes de entrar en el lenguaje documental es necesario hablar del trabajo de Nicolai Howalt, fotógrafo danés que ha estado estudiando el uso médico de la fotografía. En su primera experimentación con la ciencia y la fotografía, Nicolai Howalt publicó un libro titulado Light Break en el que reunió toda la investigación realizada a partir del trabajo de Niels Ryberg Finsen (1860-1904) quien desarrolló en el siglo XIX una práctica de curación a través de la luz. El libro reúne una serie de fotografías abstractas de colores intensos que irradian sus frecuencias de curación y los asocia con fotografías más documentales de archivos médicos, retratos de enfermos de la piel en el siglo XIX y fotografías de los aparatos de curación utilizados por el médico durante sus terapias experimentales. Para conseguir esos efectos medicinales con la fotografía y clasificarlos, el fotógrafo danés utilizó los lentes originales y los filtros de color utilizados por Finsen en sus sesiones de curación para hacer visibles esas áreas de luz que no se manifestaban en el espectro de la visión a través de la fotografía. Los círculos de color, esas fotografías hechas a partir del aislamiento de espectros de luz solar, demostraban de qué forma el uso de ciertos “halos de luz” o frecuencias solares podían combatir algunas enfermedades de la piel que se dieron en el siglo XIX sin necesidad de intervenir con cirugías.
Esa gran revolución de la medicina había sido posible por el interés creciente de la comunidad científica y de los físicos sobre la radiación solar. Esos estudios fueron para Nicolai Howalt el punto de partida de un proceso fotográfico muy experimental. Las fotografías son puras expresiones del color, imágenes de una lucidez y de una pulcritud asombrosas. Nunca antes la fotografía podía reivindicarse de ese lenguaje científico con tanta fuerza. Nunca antes esos espectros de luz podían ser considerados a la vez como obras de arte y como piezas con efectos curativos.
Décadas atrás, la pintura ya había experimentado con nuevas formas de clasificar el color. La escuela de la Bauhaus había dado a conocer el trabajo de Josef Albers, uno de los más importantes artistas que supo entender la mecánica del color. En un artículo escrito por Holland Cotterdec, titulado Josef Albers’s Science and Soul of Seeing el autor hablaba de esa pureza del corazón que viene de seguir una sola voluntad. Muchos fotógrafos contemporáneos han seguido esa búsqueda experimental sobre el color como expresión pura de la materia. Algunos artistas como Walead Beshty o Salla Pesonen han llegado a la abstracción fotográfica pura pero otros como Christopher Williams sí han querido conservar el lenguaje figurativo y el lenguaje conceptual. Una de sus más relevantes imágenes es Fuji Color pero su obra está más enfocada hacia la mecánica de la fotografía. Printed in Germany, su último libro publicado por Walther König en 2015 hace una crítica muy virulenta a todo ese mecanismo de la impresión y la producción de imágenes de prensa y fotografías publicitarias. El color es simplemente un elemento más de la forma como se construye todo ese dispositivo del lenguaje visual con el que deben trabajar los fotógrafos profesionales.
Sin embargo, otros fotógrafos documentales ya habían experimentado con el color por razones muy distintas a las de estos artistas contemporáneos. Para fotógrafos como Paul Graham, la experimentación con el color llegaba como consecuencia de una búsqueda formal sobre la materia fotográfica. En la década de los 80, uno de los más importantes fotógrafos documentales publicaba una serie de imágenes totalmente abstractas. Films es el título de esa serie de fotografías abstractas y el título de un libro hecho con imágenes tomadas del archivo personal del autor, impresas a color después de haber sigo agrandadas y desfiguradas. Todas esas imágenes tenían dos titulares: primero eran catalogadas y nombradas por el tipo de película que el fotógrafo había utilizado al tomarlas, luego, venía el descriptivo del lugar y el año en que fueron tomadas las fotografías originales. Una de ellas lleva el nombre de Kodak Vericolor Professional Type S, 160asa, A1 The Grreat North Road, 1982.
Con este acercamiento a la fotografía experimental desde el lenguaje documental, el fotógrafo hace una indagación profunda hasta conseguir revelar el ADN de una serie de imágenes que extrajo de sus archivos después de treinta años de trabajo. Las diversas estructuras de la imagen parecen tener una multiplicidad de formas, como si, cada una de ellas fuera única en su especie. No se trata de un trabajo puramente conceptual ni de un homenaje consciente al color en la fotografía, ya que cada una de esas fotografías está acompañada de esa doble referencia que explica el origen y el contexto de cada una de las fotografías. La documentación parece responder a la necesidad del autor de indexar sus fotografías y a su voluntad de darle un estatus de documento a ese trabajo. La abstracción no rompe con el lenguaje documental, sino que, por el contrario, lo acompaña.
Ese curioso proceso de documentación envía a una realidad fotográfica más concreta. Pero lo importante de esa fotografía es la forma como Paul Graham consiguió resaltar el aspecto plástico de la imagen, liberando la fotografía de su primer contenido. Muchas de esas fotografías fueron impresas con un papel cubierto de un barniz brillante que resalta los rayos UV. Los colores que surgieron de ellas aparecían como la huella digital de un documento que ahora parecía irreconocible a simple vista.
Otros fotógrafos como Anouk Kruithof, prolongaron esas experimentaciones haciendo uso de medios digitales, resaltando con ello el componente esencial de la imagen digital que es el pixel. En su libro Pixel Stress publicado por RVB Books, las imágenes agrandadas en Photoshop a 3200% ya no tienen ese grano propio a la composición de las películas análogas. Su textura es más bien monocromática y está hecha de una serie de recuadros que el ojo no consigue enfocar. Como en el caso de la obra de Paul Graham esas imágenes corresponden a un archivo. Son fotografías sacadas de Google a partir de la búsqueda de la palabra “stress”.
Pocas veces la abstracción había sido la expresión de una tensión generada sobre imágenes fotográficas que producen un efecto de abstracción muy particular. La percepción cambia con esa violencia que los artistas ejercen sobre las imágenes, llevándolas a liberarse de su contenido primario y revelar su esencia.
Si bien esas experimentaciones hechas sobre la imagen no tienen como objetivo el destruir el documento, otros artistas han querido ir más allá. Se podría decir inclusive que existe una serie de proyectos de fotógrafos iconoclastas. Uno de ellos es Wolfgang Tillmans quien había trabajado en el pasado produciendo imágenes a color en series como Lighter o haciendo imágenes a partir de escáneres tituladas Freischwimmer. En uno de sus últimos trabajos, el fotógrafo alemán documentó la construcción de la Switch House en Londres, reuniendo una serie de 176 fotografías del edificio de la Tate Moden diseñado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre Meuron. Esas imágenes fueron luego leídas “al revés” documentando un proceso inverso de descomposición y de destrucción de la materia. En cada una de ellas, lo que se percibe es la separación de los colores azul, rojo, amarillo.
Ese mismo trabajo de descomposición de la imagen fue utilizado por Regula Bochsler y Philipp Sarasin en la obra Eye: Urban America Revisited publicada por el editor Patrick Frey. Las imágenes en 3D han sido extraídas del programa de localización Apple Maps. A diferencia de los otros proyectos que mencionamos, ninguna de las fotografías de paisajes urbanos de localidades diversas en estados Unidos fue manipulada por los artistas. El aspecto post-apocalíptico viene de la selección que los mismos artistas hicieron al navegar por ese programa, en busca de ciertos errores en el registro producidos por el programa.
Esa mirada crítica que los fotógrafos han querido transmitir al apropiarse de los fallos de ese procesamiento computarizado de la imagen dice mucho sobre la forma como las nuevas tecnologías de la información han ido provocando una concentración de los datos a manos de las compañías de programas informáticos como Dell, Microsoft, de inventores de programas de comunicación a través de redes sociales como Facebook y gestores de bases de datos en grandes bancos de la imagen como Corbis o Getty. Esos guardianes y gestores de los archivos fotográficos, se han convertido en los promotores de una cierta forma de anonimato hacia quienes son los verdaderos autores de las fotografías. El uso exclusivo de esos derechos de autor es el que le ha permitido a esos fabricantes y distribuidores de las tecnologías de la información poder comprar y vender imágenes a agencias de publicidad y a órganos de prensa en el mundo entero. La crisis de la fotografía periodística ha generado el despertar de nuevas formas de trabajar y de experimentar con la fotografía.
Siendo conscientes de esa progresiva expansión de los medios digitales, fotógrafos como el español Miguel Ángel Tornero han conseguido revelar esos fallos en el procesamiento de las imágenes producidos por programas de edición de imagen. The Random Series, recopila en una sola edición publicada por RM las fotografías que Miguel Ángel produjo durante sus residencias en Berlin, Madrid y Roma. Las fotografías son collages hechos a partir de la combinación aleatoria de dos imágenes reunidas en una sola, fabricadas por computador. Con esa misma técnica de edición Miguel Ángel consiguió deformar completamente un texto de Carlos Fernández Pello al procesar ese discurso con la ayuda de Google Translator, provocando una serie de errores de interpretación que hacen de ese texto, un documento codificado indescifrable. Esas azarosas incongruencias sintácticas que dificultan la lectura son las mismas que el fotógrafo buscó integrar en el proceso de creación y de edición de las imágenes, introduciendo el elemento aleatorio en la construcción del libro.
Lo fascinante de esas nuevas prácticas experimentales es que, han introducido errores en el proceso fotográfico, errores que también han provocado una serie de lecturas del color que producen un cierto ruido y dificultan la lectura de la imagen. Esa representación de la distorsión del color y de la forma ha llevado a otro fotógrafo, Alessandro Calabrese, a crear la serie Impasse, un conjunto de imágenes encontradas sometidas a un proceso de escaneo imperfecto. El error es, para artistas como él, una forma de introducir imperfecciones en un proceso sobre el cual el autor no tiene mayor control. Si es cierto que el uso del color no es uno de los principales objetivos de esos artistas críticos del mundo digital, es él el que manifiesta con mayor fuerza esas rupturas y esos quiebres en el soporte de la imagen que ha sido sometida a un escaneo por computador. Para Alessandro Calabrese, ese trabajo habla también del fracaso del autor, un reflejo de su imposibilidad para controlar completamente todas las etapas de creación de la imagen.
En la serie Impasse, las imágenes creadas vienen del contacto de soportes muy variados: afiches, cinta pegante, documentos y papel milimétrico que son escaneados para luego ser impresos como fotografías. Todos son, antes de convertirse en fotografías, documentos que al ser leídos por escáner, corrompen hasta convertirse en hilos de color, líneas y formas hasta generar tramas cromáticas que son la materia bruta y el elemento más importante de la obra. Con ese trabajo Calabrese hace una crítica al oficio del fotógrafo. Su trabajo es un homenaje a la obra inacabada del escritor David Foster que narra en una de sus novelas la vida tediosa de un grupo de empleados del IRS (Agencia Tributaria Estadounidense). A los ojos de Calabrese, la figura del trabajador básico, ese agente del estado, se asemeja mucho al oficio del fotógrafo profesional, un oficio en el que la fotografía está al servicio de las necesidades del mercado.
Todos esos fotógrafos que han trabajado tanto con formatos análogos como con formatos digitales, comparten el mismo interés por la materia fotográfica. El uso de la abstracción y del color son maneras de reivindicar una mayor libertad de creación y de experimentación con la materia fotográfica. El trabajo de Alejandro Marote, B, publicado por RM es un esfuerzo por clasificar y reunir esos experimentos fotográficos sobre el color. Al destruir o evidenciar los fallos de un proceso de creación hecho por computador, todos liberan la imagen de su discurso inicial. Sin embargo, son pocos los fotógrafos que han conseguido evidenciar de forma directa la presencia de colores que solamente pueden ser creados a partir del uso del negativo.
Uno de los fotógrafos que ha sabido darle a sus archivos una tonalidad puramente fotográfica al convertir la imagen revelada en un negativo de color ha sido J.H. Engstrom. En su último libro Revoir publicado por Journal, el fotógrafo Engstrom vuelve a leer uno de sus primeros trabajos fotográficos titulado Trying to dance, incluyendo una serie de imágenes que han sido publicadas como negativos. Esas imágenes radioactivas muestran el revés de la mente del artista en busca de una nueva forma de ver hacia el pasado. Los espacios interiores y los recuerdos parecen corroídas por el color. Brad Feuerhelm habla en una entrevista con el fotógrafo publicada en ASX de la confusión como una especie de mentor o de pulsión creativa. Y eso es lo que Revoir es, un libro de experimentación con los recuerdos archivados.
Esa transformación del universo personal del artista en una obra más experimental fue lo que llevó al fotógrafo japonés Daisuke Yokota a realizar Site/Cloud, un libro hecho a partir de una serie de fotografías de archivo que documentaban en un principio la vida cotidiana del artista. Es la primera vez que el artista publica una edición que no tiene un formato de fanzine. Su bibliografía es amplia y sus experimentos con la fotografía han ido explorando nuevas formas de trabajar con la materia fotográfica. Tres de sus más importantes trabajos de experimentación han sido reunidos en libros de diversos formatos: Toransupearento, publicado por Kominek Books; Colour Photographs, editado en 2015 por la Photographer’s Gallery y los libros auto-editados titulados Matter, impresos casi en su totalidad sobre papel de arroz. A diferencia de la pintura, estas obras expresan un lenguaje más radical por el hecho de haber sido creadas a partir de un proceso de corrosión fotográfica. En muchos casos esa abstracción es el símbolo de una inconformidad con el lenguaje documental de la fotografía clásica y una forma de volver a la esencia del proceso fotográfico.
Una generación de fotógrafos japoneses ha querido experimentar con el color desde la fotografía. Uno de ellos es Yusuke Yamatani quien ha publicado con T&M Books un trabajo perturbador con una serie de fotografías hechas con cámara infra-rojo. Las fotografías han sido tomadas en las zonas residenciales de Tokyo, la ciudad donde el fotógrafo deambula buscando en la soledad de las calles una forma de revelar el color en fotografías que parecen haber sido hechas en la noche. Esta reciente revolución cromática ha pasado desapercibida pero su radicalidad viene de esa búsqueda incesante del éxtasis y esa voluntad de exponer fotografías de archivo o imágenes del cotidiano a su versión más bruta y más irreverente: el negativo a color.
Al dejar esas imágenes en revelado tal cual habían quedado registrado en la cámara, esos fotógrafos están creando un nuevo universo de la psique. El proceso químico o el trabajo por Photoshop liberan la fotografía de su propia condición y la convierten en una radiografía de la mente de quien deambula por la ciudad y quien revierte la imagen de archivo revelada en busca de nuevas formas de confrontarse al mundo. A esos proyectos de libro y a la selección de películas que inconscientemente los han inspirado PUNTO DE FUGA ha querido nombrarlos: resistencias.
Libros de fotografía:
Regula Bochsler & Philipp Sarasin, The Rendering Eye: Urban America Revisited, Patrick Frey Editions, 2014
Paul Graham, Films, MACK, 2011
Alejandro Marote, B, RM, 2016
Miguel Ángel Tornero, The Random Series, RM, 2015
J.H. Engstrom, Revoir, Journal, 2016
Nicolai Howalt, Light Break, Fabrik Books, 2015
Anouk Kruithof, Pixel Stress, RVB Books, 2013
Wolfgang Tillmans, Exhibition, Tate Publishing, 2017
Christopher Williams, Printed in Germany, Walther König, 2015
Daisuke Yokota, Toransupearento, Kominek Books, 2014
Daisuke Yokota, Matter #5, 2014
Yusuke Yamatani, Into the light, T&M, 2017
Portafolios:
Wolfgang Tillmans, Switch Craft, Wallpaper, 2016
Alessandro Calabrese, The Long Thing, Vice, 2017
Videos:
Stan Brackhage, Dog Star Man, 1961
Manuela De Laborde, As without so Within, IFFR, 2016
Frédérique Dévaux, Fils d’images, Collectif Jeune Cinéma, 1999
Olivier Fouchard, La Promenade Bleue, Light Cone, 1990-2006
Nam June Paik, A Tribute to John Cage, 1973
Lazlo Moholy-Nagy, EM1, EM2, and EM3 (Telephone Pictures), 1923
Tomonari Nishikawa, 45 7 Broadway, IFFR, 2013
Paul Sharits, Dream Displacement, 1976
Mieczyslaw Waskowski, Somnambulists, 1958