Halim Badawi, crítico de arte, historiador e investigador bogotano es la persona que más se ha dedicado a conocer a fondo el arte colombiano y latinoamericano de los siglos XIX al XXI, en especial a la historia del coleccionismo. Está a la cabeza de la Fundación Arkhé, que ha sabido reunir una serie de obras impresas de gran importancia para el conocimiento de la historia de un arte no menos importante, el de la edición artística. PUNTO DE FUGA buscó tener un intercambio escrito con este crítico y coleccionista para escudriñar un poco en su colección en busca de algunos libros de fotografía de la región que valdría la pena rescatar.
Entrevista:
P.D.F.: Halim, ¿qué es la Fundación Arkhé y qué función cumple en el mundo del arte latinoamericano?
H.B.: La ‘Fundación Arkhé: Archivos de Arte Latinoamericano nació el 23 de junio de 2016 con la intención de llenar un vacío en la historia del arte y en el panorama archivístico de Colombia, mediante el apoyo a la adquisición, el rescate, la conservación y la puesta al servicio del corpus documental producido por los diversos agentes del campo del arte: artistas, críticos, curadores y coleccionistas, haciendo énfasis en las producciones periféricas o «marginales».
El nombre «archivos de arte latinoamericano» no está pensado como un corsé geográfico («lo latinoamericano») que delimite el tipo de material que se recibe, sino como una apuesta política, lo latinoamericano como un territorio de acción crítica. Arkhé busca reunir los insumos intelectuales y documentales que permiten el análisis de las condiciones sociales de producción y recepción de la obra de arte. Arkhé cuenta con seis acervos: (1) «arte colombiano», (2) «artistas viajeros», (3) «redes intelectuales entre Europa y América», (4) «coleccionismo y mercado del arte», (5) «archivo queer» y (6) «la imagen de la violencia». La Fundación abrirá sus puertas al público durante el segundo semestre de 2017.
P.D.F.: Hay también un archivo queer. Esta es sin duda una decisión personal y política clara por mantener viva la memoria de la comunidad LGTBIQ+. ¿Cómo es esa colección? ¿Qué puede uno encontrar ahí?
H.B.: El Archivo Queer de la Fundación Arkhé cuenta con una amplia colección de libros, revistas, manuscritos, fotografías (artísticas y vernaculares), fondos documentales, folletos, panfletos y grabaciones en audio y vídeo, relacionadas con el devenir histórico de las comunidades LGBTI en Europa y América durante los siglos XIX y XX, con especial énfasis en el territorio colombiano. Este es sin duda el primer fondo en Colombia dedicado al rastreo de imágenes, poéticas y archivos que permitan la reconstrucción de una tradición cultural LGBTI, tradicionalmente marginada de las dinámicas de construcción de la memoria en Colombia y América Latina.
Este fondo incluirá no sólo los archivos procedentes de activistas y de personalidades reconocidas en la escena trans; también incluirá folletos, panfletos, caricaturas, fotografías, revistas, fotolibros, queerzines y revistas beefcake, de los siglos XIX y XX. Se busca poner en evidencia los cruces entre activismo, el Queer Collage, el Fanzine, la historieta, la ilustración y el dibujo, a través de la recuperación de las publicaciones destinadas al público LGBTI.
P.D.F.: Desde que se publicó la historia de los libros de fotografía de Parr y Badger en tres volúmenes, la fotografía impresa de los últimos veinte años ha adquirido mayor interés entre los coleccionistas. Existen cuatro proyectos de colección muy interesantes que son: Protest in Photobook (https://www.protestinphotobook.com/) del italiano Luciano Zuccaccia, con una serie de publicaciones relacionadas con la protesta que van desde 1935 hasta nuestros días, Surveillance Index Edition de Mark Ghuneim, la colección de un centenar de libros relacionados con la vigilancia (http://www.surveillanceindex.com/), el proyecto Africa in the Photobook (https://africainthephotobook.com/) del historiador y fotógrafo holandés Ben Krewinkel que tiene libros publicados desde el siglo XIX hasta nuestros días, en donde la colección termina por ofrecer un panorama bastante completo y complejo sobre los procesos de colonización y des-colonización del continente africano en la edición de libros de fotografía o inclusive el proyecto artístico de Daniel Gustav Cramer y Haris Epaminonda llamado The Infinite Library (http://www.theinfinitelibrary.com/books.html), en donde se incluyen un centenar de libros en un orden bastante subjetivo. Sea cual sea el propósito de estas colecciones es interesante ver cómo todas estas parecen desdoblarse en archivo digital y archivo físico.
Arkhé sigue siendo un fondo de libros tradicional en el sentido en el que no tiene un archivo digital y busca más bien crear exposiciones temáticas con los libros o mostrarles los ejemplares directamente a los coleccionistas en Bogotá. Como nos contabas en esta introducción, Arkhé se fundó para cubrir el vacío que existía en el mundo del arte y en el panorama archivístico en Colombia. ¿Qué libros de fotografía han sido fundamentales para ti y para la colección?
H.B.: En Arkhé tenemos alrededor de 1500 ejemplares de fotolibros, publicaciones periódicas o libros sobre fotografía, procedentes de América Latina, Estados Unidos y Europa. De esta colección, el libro más antiguo de Colombia es de 1905 y del extranjero es de 1888. En lo personal, me interesan cuatro tipos de fotolibros, además de libros sobre fotografía:
- El fotolibro hecho en Colombia o por colombianos. De ser posible, que incluyan fotografías originales de época publicadas en estos fotolibros. Expandimos esta sección a los libros colombianos ilustrados con fotografías.
- El fotolibro queer. Aquí las fronteras geográficas me interesan poco y no tengo fechas extremas.
- El fotolibro latinoamericano y europeo relacionado con las vanguardias, en especial entre 1900 y 1968.
- Los libros de historia de la fotografía, las revistas de fotografía y las monografías sobre fotógrafos colombianos y extranjeros, especialmente los activos hasta 1980.
No me interesa jerarquizar o diferenciar entre fotolibros de acuerdo con su valor económico o rareza, criterios que suelen ser provisionales y cambiantes; prefiero estar abierto a todo tipo de ejemplares.
P.D.F.: Si tuvieras que elegir una decena de libros de fotografía en tu colección, ¿cuáles serían?
H.B.: Voy a mencionarte ocho fotolibros colombianos, anteriores a la década de 1980, que me resultan de gran interés. Son los ejemplares que recuerdo ahora así a vuelo de pájaro. De todos tenemos copias en nuestro fondo Arkhé.
- Arturo Camacho Ramírez & Hernán Díaz, La vida pública, Antares Ltda., 1962
El poema de Arturo Camacho es el siguiente :
Vida Pública
Una mujer iba en la noche
a través del mundo y la vida.
La iluminaba solamente
el relámpago de su herida.
Iba consternada de amor,
usado, raído, suntuoso;
era una costa golpeada
por una resaca de lodo.
Su cuerpo era un oscuro valle
hostigado por las campanas
cuyo largo tañido fúnebre
la envolvía desamparada.
Un amargo y espeso clima
la estremecía de silencio,
defendiendo su corazón
como la piel defiende al cuerpo.
Su corazón era un racimo
de uvas recién desolladas,
embebido por un licor
espirituoso de venganza
Cual cardumen de peces sucios
los hombres caían en ella,
desesperados y convulsos
en una agónica marea
Perry Kretz & Rolf Winter, Die kleinen Banditen von Bogotá, Hannibal, 1978
- Nina Friedemann & Richard Cross, Ma Ngombe: guerreros y ganaderos en Palenque, Carlos Valencia Editores, 1979
- Belisario Betancur y Guillermo Angulo, El viajero sobre la tierra, Tercer Mundo editores, 1963
- Fernell Franco, Fotografías: Fernell Franco, Editográficas, 1983
- Diane Witlin, Jaula, Lepetit de Colombia, 1974
P.D.F.: Quisiera contextualizar un poco esta obra. El conservador de obras de arte John Jairo Martínez describe Jaula de esta forma: “En 1974 la reconocida fotógrafa Diane Witlin, publicó el fotolibro Jaula con los textos de los José Gutiérrez y Luis Jaime Sánchez. El proyecto fue auspiciado por el laboratorio farmacéutico Lepetit de Colombia. Las fotografías se tomaron en el Asilo femenino en Bogotá. En él se muestran imágenes crudas y melancólicas imágenes de la vida cotidiana de las mujeres con enfermedades mentales. Es una obra fundamental por la forma como asocia la fotografía a la realidad del mundo psiquiátrico en Colombia”. El libro contiene poemas de José Gutiérrez que también son desgarradores. Parece como si el poeta hubieran sido esas mujeres que buscan encontrarle algo de razón al sufrimiento psicológico que les provoca su mente.
No estoy muy segura que del punto de vista psiquiátrico en ese proceso reflexivo sea muy común o muy realista, ya que todos esos desórdenes de la personalidad que se califican bajo conceptos como el de “la locura” o “la histeria” solo se registran desde fuera. Maeder en su Ensayo de la interpretación de algunos sueños (Essaie d’interprétation de quelques rêves) de los archivos de psicología renueva con la tradición de E. Jung abre la posibilidad de pensar que los sueños y las conversaciones que los enfermos mentales tienen son la fuente más inspiradora para comprender esas enfermedades. Pero, de nuevo, es qué tan certera puede ser la visión del otro sobre algo como la locura.
Quiero citarte dos libros que me parecen fundamentales sobre el tema. En Latinoamérica están
- Paz Errazúriz, El infarto del alma, Francisco Zegers, 1999
- Sara Facio & Alicia D’Amico, Humanario, La Azotea, 1976. Un libro con textos de Julio Cortázar.
Es interesante la historia de Humanario, al parecer las fotógrafas querían un texto de Backett, con la mala suerte que no pudieron pedirle nada porque el escritor fue internado en un psiquiátrico. Como son las cosas. Pero el libro se publicó con su editorial La Asotea en un tiraje de 1000 ejemplares pero fue censurado por la Dictadura de Videla en 1976.
En una entrevista realizada en 2007 a Sara Facio en el Clarín de Chile, ella cuenta la historia del nacimiento del libro: “Cuando hicimos el libro Humanario con Julio Cortázar, era lo contrario que el Bestiario, fotografías de pacientes psiquiátricos, con un inédito de Cortázar escrito bajo circunstancias muy especiales, en 1970 le llevamos las fotos a Julio a París, Alicia D’Amico quería que los textos los escribiera Samuel Beckett que también vivía en París, Julio nos consiguió una recomendación para que nos recibiera, hablamos con su secretario particular, porque justo en ese momento internaron en un psiquiátrico a Beckett y definitivamente no era el momento de mostrarle estas fotos. Al tiempo en un nuevo viaje a París, le dije a Julio ‘devolveme la caja de fotos, no tiene sentido que las tengas vos’, él preguntó: -‘¿Qué van a hacer?’ –‘Nada’ le dije, él insistió –‘¿y en La Azotea no lo podés hacer?’ –‘Pero Julio vos sabés que es carísimo imprimir un libro así, perdemos toda la plata, no se va a recuperar nada’, contundentemente se comprometió: -‘Si lo hacés, el texto se lo escribo yo y no les cobro ni un centavo’. Ya con el texto de Cortázar decidimos hacer el libro, que ahora lo piden de todas las Universidades, no por las fotos, sino por el texto de Cortázar”.
Pero continuemos con tu selección.
- Jonier Marin, Videopost, Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de São Paulo, 1977
- Jorge Ortiz, Cables, 1977
P.D.F.: Me alegra que hayas escogido libros tan diversos. Jonier Marin no es un fotógrafo, es un artista de performance que usa la fotografía en sus creaciones y busca una forma de mutismo en las obras que crea. Ponerlo al lado de Fernell Franco o de Jorge Ortiz es una forma de no reducir este tema de los libros de fotografía a autores que se reclaman como fotógrafos. También es interesante ver cómo, la poesía y la fotografía fueron haciendo buenas alianzas en muchas épocas. ¿Qué otros libros puedes rescatar de tu colección?
H.B.: Te quiero mencionar ahora dos publicaciones que, en mi opinión, usan bellamente la fotografía como recurso, sin tratarse de fotolibros en el sentido clásico:
- Lino Gil Jaramillo, Canción de los pobres del mundo: poemas revolucionarios, 1937
- Revista El Maestro, Ministerio de Educación Nacional, 1930
El primero tiene una portada increíble y el segundo tiene fotografías de Leo Matiz y diseño e ilustraciones de Sergio Trujillo Magnenat.
P.D.F.: En marzo de 1921, José Vasconcelos fundó en México una revista con ese mismo título, El Maestro. Revista de cultura nacional. La idea de esa revista era complementar la educación de establecimientos universitarios y escolares, ampliar esa formación obreros y campesinos, estimular el estudio de profesionistas y escolares, y sugerir prácticas a explotadores de tierras. Supongo que fue precursora de otras iniciativas en el continente.
La riqueza de la tipografía y de las ilustraciones me hace pensar en un proyecto editorial muy posterior que se llama Artes de México. El proyecto no tiene la vocación educativa de El Maestro, pero sigue teniendo la vocación de asociar a investigadores, creadores y líderes de opinión para mostrar la diversidad cultural del país. (https://artesdemexico.com/). Es un proyecto interesante porque publican también libros de fotografía bajo la colección Luz Portátil.
P.D.F.: Volviendo a los libros de fotografía, ¿qué libros de tu colección queer puedes rescatar?
H.B.: Hay dos libros en clave queer que quisiera agregar porque son de gran interés para mi. Ambos fueron publicados en el extranjero:
- Nelly Richard, Cuerpo correccional, Ograma, 1980. Con fotografía y diseño de Carlos Leppe y Carlos Altamirano.
- Hal Fischer, Gay Semiotics: A Photographic Study of Visual Coding Among Homosexual Men, 1975
P.D.F.: Me gustaría agregar dos libros que aportan a esta colección.
- Archivo de la Memoria Trans Argentina, Chaco, 2020
Como lo explican las creadoras del proyecto, el archivo surgió por Claudia Pía Baudracco y María Belén Correa, ambas mujeres trans activistas y fundadoras en 1993 de ATA (Asociación de Travestis Argentinas), quienes habían imaginado tener un espacio donde reunir a las compañeras sobrevivientes y sus recuerdos. Pía fallece en el 2012 y María Belén desde el exilio fundó el Archivo. En 2014, con la ayuda de la fotógrafa Cecilia Estalles, comienza un trabajo de recopilación y de preservación digital de la documentación para su conservación y protección. Actualmente, el Archivo contiene un acervo de más de diez mil documentos. Se registra un material que comienza desde principios del siglo XX hasta fines de los 90. El libro lo describen como un relato de familia construido por las sobrevivientes. El libro fue hecho por el Archivo de la Memoria Trans y Verónica Fieiras de la editorial Chaco.
- Manuel Herreros & Mateo Manaure, Trans. Un documental, 1982
Este fue un hallazgo hecho mientras buscaba un poco de información sobre Gay Semiotics. El libro Trans. Un documental está compuesto por 17 fotografías de diferentes tamaños y 4 acetatos transparentes impresos con los títulos del documental. Las fotos pertenecen a una serie de fotografías y diapositivas tomadas durante la pre-producción del documental «Trans» dirigido por Manuel Herreros de Lemos y Mateo Manaure. Las sesiones fotográficas fueron realizadas en Caracas, principalmente en la avenida Libertador y en la calle Casanova de Sabana Grande. Las transexuales que aparecen en las fotos son las protagonistas de este documental. Las hojas en acetato y que acompañan a las serie de fotografías corresponden a los títulos del documental realizados en Letraset. El logotipo de «Trans» fue realizado en acrílico por el artista venezolano Mateo Manaure (1926–2018).
Sin duda este simple aparte de tu colección merece otra entrevista. Pero hablemos de los libros latinoamericanos. En el inicio de la entrevista hablabas de América latina como territorio de acción crítica. Qué libros tienes en tu colección sobre la región que puedan ser interesantes.
H.B.: En fotolibro latinoamericano hay otros dos que quiero mencionar.
- La escasa edición del libro de Paul Strand, Mexican Portfolio, Da Capo Press, 1967
- La revista Madí, en edición original, con fotografías de Grete Stern.
P.D.F.: La Fundación Malba hace una descripción muy exacta de esta publicación que mencionas. Me gustaría compartirla con los lectores para que entiendan de dónde viene el trabajo de Stern.
«Esta pieza marca un hito en el trabajo de montaje fotográfico de Stern, a la vez que pone en evidencia su afinidad con Madí, una de las agrupaciones participantes de la vanguardia constructiva de los 40 en la Argentina. El grupo formado por Gyula Kosice, Carmelo Arden Quin y Rhod Rothfuss realizó dos exposiciones en 1945, la primera de ellas en casa de Enrique Pichon-Rivière y la segunda en la de Stern, ocasión en la que ella hizo una foto grupal de los participantes de la exhibición. Grete Stern, formada en la Bauhaus, fotografió la obra de algunos de ellos, y en 1947 publicó el fotomontaje Madí en el segundo número de la revista Arte Madí Universal, dirigida por Kosice. El grupo Madí se enmarcaba en la tradición constructiva, al igual que la Asociación Arte Concreto-Invención (AACI), otra formación de la saga invencionista porteña derivada de la revista Arturo. A diferencia de la AACI, que enfatizó el modelo ruso en términos estéticos y políticos, Madí articuló las certezas constructivas con aspectos destructivos, lúdicos y gestos irreverentes y desprejuiciados heredados de Dadá.
El montaje tiene por base una fotografía de la plaza de la República: en el primer plano destacan una enorme letra M del cartel publicitario de la relojería Movado y, en diagonal, la baranda de la ventana donde se ubicó Stern. Sobre esa línea, y siguiendo el estilo tipográfico de la marca, la fotógrafa pintó las otras tres letras de la palabra Madí. La inmensa insignia se impone delante del Obelisco porteño –la estructura abstracta y geométrica diseñada por Alberto Prebisch para conmemorar el 400º aniversario de la ciudad– marcando un anclaje local en el programa internacionalista de la vanguardia concreta».
Mil gracias por tus aportes a la historia del arte. No me queda más que invitar a la gente a acercarse a Arkhé.
Web
https://www.facebook.com/archivo.arkhe
Arkhé
Arkhé tiene alrededor de 1500 ejemplares de fotolibros, publicaciones periódicas o libros sobre fotografía, procedentes de América Latina, Estados Unidos y Europa. De esta colección, el libro más antiguo de Colombia es de 1905 y del extranjero es de 1888. En lo personal, a Halim le interesan cuatro tipos de fotolibros, además de libros sobre fotografía: (i) el fotolibro hecho en Colombia o por colombianos (y, de ser posible, fotografía original de época publicada en estos fotolibros), y los libros colombianos ilustrados con fotografías; (ii) el fotolibro queer (aquí las fronteras geográficas me interesan poco y no tengo fechas extremas); (iii) el fotolibro latinoamericano y europeo relacionado con las vanguardias, en especial entre 1900 y 1968; y (iv) los libros de historia de la fotografía, las revistas de fotografía y las monografías sobre fotógrafos colombianos y extranjeros (especialmente los activos hasta 1980).
Biografía
Halim Badawi es un crítico de arte y curador colombiano nacido en 1982. Se ha especializado en el arte colombiano y latinoamericano de los siglos XIX y XX, en especial la historia del coleccionismo, los archivos de artistas y los orígenes del arte moderno, temas sobre los que ha publicado alrededor de doscientos artículos, ensayos y catálogos. Es autor del libro «Historia urgente del arte en Colombia (Bogotá: Crítica, 2019), así como colaborador regular de la revista Arcadia (Bogotá), y ha escrito ocasionalmente para Esfera Pública (Bogotá), Frieze (Londres) y Babelia (Madrid), entre otras. Como curador, ha llevado a cabo exposiciones temporales dedicadas a examinar las figuras de Alexander von Humboldt y de Andrés de Santa María, además de otras dedicadas a las relaciones entre arte y animalismo, y a la historia queer. Es el fundador de la Fundación Arkhé: Archivos de Arte Latinoamericano. Vive y trabaja en Bogotá.